Ensayo sobre MARIO VARGAS LLOSA
Con la publicación de la novela
La ciudad y los perros, Mario Vargas Llosa quedó consagrado como una de las
figuras fundamentales del «boom» de la literatura hispanoamericana de los años
60. Al igual que otros miembros del mismo grupo, su obra rompió con los cauces
de la narrativa tradicional al asumir las innovaciones de la narrativa
extranjera y adoptar técnicas como el monólogo interior, la pluralidad de
puntos de vista o la fragmentación cronológica, puestas por lo general al
servicio de un crudo realismo. La concesión del Nobel de Literatura en 2010
coronó una trayectoria ejemplar. Formado en el marco generacional del cincuenta,
Mario Vargas Llosa es uno de los novelistas hispanoamericanos de mayor fama
mundial, y acaso el que ha escrito el mayor número de novelas de altísima
calidad.
La Casa Verde, Los cachorros y
Conversación en La Catedral lo ungieron como uno de los protagonistas del
«boom» de la novela hispanoamericana de los años sesenta y como el más
característicamente neorrealista del grupo, con un virtuosismo técnico de
enorme influencia internacional. No cabe duda de que la narrativa ocupa el
lugar central de su abundante producción. Su magistral destreza técnica, su
capacidad para hacer de cada una de ellas un mundo sólido capaz de
autosostenerse y el hecho de otorgar una total autonomía al quehacer narrativo
son sus virtudes centrales. En todos sus libros, inclusive los que como
Pantaleón y las visitadoras o La tía Julia y el escribidor podrían ser
considerados menores, la forma adquiere el más alto grado de importancia.
Su producción narrativa se inició
en 1959 con los cuentos de Los jefes y alcanzó resonancia internacional con la
novela La ciudad y los perros, reflejo y denuncia de la organización
paramilitar del Colegio Leoncio Prado, donde el autor había realizado sus
estudios secundarios. Dejando a un lado su problemática social y ética, la
novela muestra una asombrosa madurez por el trazo ambiguo y mudable de los
personajes, por la precisa descripción de los ambientes urbanos, por su trama
sinuosa y por el hábil tratamiento del tiempo narrativo. Su consolidación literaria
llegó con La casa verde, verdadera exhibición de virtuosismo literario cuya
prosa integra abundantes elementos experimentales, tales como la mezcla de
diálogo y descripción y la combinación de acciones y tiempos diversos. El
relato, que transcurre principalmente en un burdel, presenta varias historias
paralelas con un montaje sumamente complejo, con yuxtaposición de planos
temporales y cambios de punto de vista.
Tales diálogos tienen lugar en
"La Catedral", nombre del modesto bar de Lima en el que comparten sus
vidas fracasadas. En las dos novelas siguientes, Vargas Llosa pareció renunciar
a los grandes temas para abordar una vía más lúdica, en busca de nuevas
posibilidades para su narrativa. Pantaleón y las visitadoras es una sátira
humorística de la burocracia militar que añade a su siempre lúcida visión del
poder un componente brutal y grotesco, emparentable con el esperpento hispano.
La tía Julia y el escribidor, acaso influida por los relatos del argentino
Manuel Puig, desarrolla en contrapunto las vivencias sentimentales y el mundo
de los seriales radiofónicos.
La guerra del fin del mundo, en
cambio, pretende ser de nuevo una obra "total". Escritor de oficio y
trabajador infatigable, que ha sido galardonado con numerosos premios a lo
largo de su carrera, su prosa fue adquiriendo en sus posteriores novelas un
tono medio o periodístico, que tal vez suponga cierto descenso respecto a obras
anteriores, pero que ha incrementado su audiencia entre el público lector. En
la tradición de la novela de dictadores, Vargas Llosa publicaría también una
obra ambiciosa y total, La fiesta del chivo, en la que reconstruye con absoluta
maestría la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana.
Seis años después dio a la imprenta Travesuras de la niña mala, una historia
entre lo cómico y lo trágico en la que el amor se muestra dueño de mil caras.
En conclusión; Mario Vargas Llosa fue una de las figuras fundamentales del «boom» de la literatura hispanoamericana de los años 60.
La Casa Verde, Los cachorros y Conversación en La Catedral lo ungieron como uno de los protagonistas del «boom» de la novela hispanoamericana de los años sesenta.
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