Ensayo EXPEDICIÓN DE PATRICIO LYNCH
En este ensayo abordaré el tema de la Expedición de
Patricio Lynch y las nefastas
consecuencias en la historia del Perú.
Fue
el quinto vicealmirante de Chile, nombrado el 8 de agosto de 1883. Apodado en
Chile «el Último Virrey del Perú» por su labor y operaciones realizadas en la
ocupación de ese país. Inició su carrera en la Escuela Militar, de la que pasó
a la armada a los 13 años. Participó en la Guerra contra la Confederación
Perú-Boliviana, en la Primera Guerra del Opio de parte de Inglaterra, en la
Revolución de 1851 y en la Guerra del Pacífico.
Ahora conozcamos detalles sobre
la Expedición Lynch: En 1880,
el presidente chileno Aníbal Pinto encomendó al capitán Patricio Lynch
organizar una fuerza de infantería de marina para hostilizar las empresas
azucareras de caña, en el norte del Perú, desde donde se obtenían recursos para
la guerra. El objetivo era la destrucción de las haciendas azucareras que
aportaban financieramente al Gobierno del Perú y exigir contribuciones de
guerra a los hacendados peruanos.
Desembarca
el 10 del mismo mes en Chimbote, donde al no encontrar resistencia utiliza el
lugar como centro de operaciones. Ese mismo día se dirige hacia las azucareras
de Puente y Palo Seco, propiedad de Dionisio Derteano, senador por el
Departamento de Áncash que promovió la colecta entre banqueros iniciada la
guerra. La propiedad tenía un valor de un millón de libras esterlinas y estaba
hipotecada a las casa "Dreyfus" y "Graham Rowe". Se le
impuso una contribución de guerra de $100.000 pesos, que deberían pagarse antes
de tres días. En el entretanto, algunas partidas de caballería recorrían campos
y pueblos aledaños, sin encontrar la menor resistencia.
Al
enterarse de esto el dictador Nicolás de Piérola dicto un decreto que prohibía
pagar contribuciones de guerra al enemigo, lo que hizo que el propietario de
las azucareras anteriormente nombradas, se negara a pagar, escudándose en aquel
decreto. Patricio Lynch, al saber la negativa del señor Derteano, envió una
carta a este que decía lo siguiente: En vista de su comunicación, he dado
órdenes para que se proceda a la destrucción de su propiedad.
Cumplido
el plazo, el 13 de septiembre la hacienda es saqueada e incendiada por las
fuerzas de Lynch. Las maquinarias son dinamitadas. Además los víveres son
saqueados. Federico Stuven Olmos, ingeniero al servicio de Chile, estima que
las pérdidas sumaron 2.500.000 soles de plata.
Luego
de estos acontecimientos, Lynch enrumba hacia el puerto de Supe en el norte,
que fue saqueado e incendiado el 20 de septiembre. Patricio Lynch luego intenta
detener los embarques de nuevas armas que llegaban a Perú, sin mucha suerte.
Lynch también desembarco tropas en otros puertos incluido Chimbote, donde
impuso contribuciones a las haciendas, las que fueron devastadas al no entregar
el dinero pedido. En el puerto de Chimbote destruye el complejo ferroviario. Al
verse afectada las propiedades de extranjeros, Lynch recibe las protestas de
los cónsules extranjeros y parte de Chimbote el 17 de septiembre.
El 20
de septiembre llega al puerto de Paita en el norte de la costa peruana, donde
la expedición continuó con la destrucción de la Prefectura, la Aduana y la
estación del ferrocarril, además de cobrar 10 000 pesos de plata de cupo.
El 30
de septiembre arribaron a Puerto Eten donde también cobraron cupos de guerra
(150 000 pesos) para cuatro días después incendiar varias casas en Chiclayo y
continuar la destrucción en Ferreñafe y Cayaltí, entre otras haciendas
azucareras y algodoneras.
Finalmente
desembarca en el puerto de San Pedro de Lloc y marcha hacia Trujillo de quienes
cobra el cupo de 150 000 pesos de plata. Lynch llega finalizando la expedición
el 1 de noviembre de 1880 al Puerto de Quilca, Departamento de Arequipa, donde
le esperaba la comandancia de la primera división del Ejército.
Durante
toda la expedición, las fuerzas de Lynch se movían con absoluta libertad en
pleno territorio enemigo destruyendo líneas de comunicación y cobrando contribuciones
de guerra. La expedición Lynch, con la fuerza de 2600 hombres, recorrió los
departamentos más ricos y poblados del Perú, sin que en ninguna parte se
organizara una fuerza capaz de oponerle la menor resistencia. Como resultado de
las contribuciones de guerra se habían logrado reunir $ 29 050 libras
esterlinas, $ 11 428 pesos de plata, $5000 pesos en papel moneda, algunas
barras de oro y plata y gran cantidad de mercaderías y productos de esas
regiones que sirvieron para las fuerzas chilenas. Durante la expedición, Lynch
demostró ser un jefe muy capaz, juicioso, inflexible y duro en la mantención de
la disciplina lo que le valdría más tarde para obtener altos cargos.
La
historiografía peruana ha criticado el actuar de esta expedición describiéndola
como un saqueo colérico y criminal por parte de las fuerzas chilenas pese a que
el derecho internacional de guerra de aquellos años aceptaba la práctica de los
cobros de cupos y la destrucción focalizada destinada a mermar la capacidad del
enemigo en el desarrollo de una guerra.
Para
dar mayor integridad a sus intenciones planifican la Campaña de Lima
En 1881 fue integrado al ejército con el grado de coronel y fue
nombrado comandante de la 1.ª División del ejército bajo el mando del general
Manuel Baquedano durante la campaña para tomar Lima.
Participó en esta campaña en las batallas de San Juan y Chorrillos
como comandante de la Primera división chilena donde tuvo un gran esmero en el
enfrentamiento atacando y desbaratando la posición más fuerte de los peruanos
en el Morro Solar. Su actuación en esta batalla mereció que sus soldados lo
aclamaran como Héroe de Chorrillos. También combatió en la Miraflores donde
definitivamente las fuerzas peruanas de Lima fueron derrotadas produciéndose
posteriormente la Ocupación de Lima el 17 de enero de 1881 y la precipitada
huida de las restantes fuerzas peruanas hacia la Sierra Central.
El 19 de enero de 1881 fue nombrado jefe político y militar de El
Callao, siendo ascendido además a contraalmirante y el 4 de marzo de 1881 se le
confirió el gobierno militar y político de la zona de ocupación, administrando
los territorios ocupados en el Perú, y también fue nombrado comandante en jefe
del ejército chileno de ocupación para manejar las próximas operaciones
militares.
El 19 de enero de 1881 fue nombrado jefe político y militar de El
Callao y ascendió a contraalmirante. El 4 de mayo de1881, asumió como
comandante en jefe de Ejército de Ocupación chileno, quedando a cargo de la
ciudad de Lima. Destacó por su tacto y firmeza en llevar las riendas del
gobierno. Reactivó los servicios públicos, dando marcha al correo, el
telégrafo, el ferrocarril, los hospitales y las cárceles estableciendo la Ley
marcial en la ciudad. Estableció su casa de gobierno en Lima. Estableció leyes
de ocupación en la que una de sus leyes más controversiales fue la Ley de
expoliación. También cogobernó con el creado Gobierno provisional peruano de
Francisco García Calderón Landa en el barrio de La Magdalena con el que
iniciaría las negociaciones de paz para favorecer la sesión territorial para
Chile.
Ante la negativa del Gobierno provisional de García Calderón a aceptar
un acuerdo favorable a Chile con cesiones territoriales y por la peligrosa
cercanía que tenía con el Gobierno de los Estados Unidos, el día 6 de noviembre
Lynch arrestó a García Calderón por orden del Gobierno y se le deportó a Chile
a bordo del blindado Almirante Cochrane.
En el año 1882, estando aún en la ciudad de Lima, fue electo diputado
por Santiago. Agradeció el gesto de los votantes, pero no pudo presentarse pues
organizaba la Campaña de la Sierra contra el general Andrés Avelino Cáceres
apodado El Brujo de los Andes y los guerrilleros que lo apoyaban y que se
enfrentaban a la ocupación chilena.
Con este objeto, organizó expediciones para lograr cercar y acabar con
el ejército que el general Cáceres había organizado en la Sierra y las
guerrillas de la zona. A inicios de 1882, Lynch comanda una expedición en
persona buscando envolver a Cáceres, movimiento que falló debido a que el
general peruano retrocedió hacia Tarma, evitando ser rodeado gracias a sus
informantes. Finalmente vuelve a Lima, pero el presidente Domingo Santa María
ordena continuar con la expedición, debido a lo cual, Lynch envía tropas al
mando del general José Francisco Gana Castro hacia el Departamento de Junín y
otros sectores donde hay algunos combates sin tener mayores inconvenientes. El
1 de febrero, el mando de la división expedicionaria se reasigna al Coronel
Estanislao del Canto quien se enfrentó al ejército de Cáceres y sus guerrillas
en las acciones de Pucará, La Oroya y la heroica jornada en Concepción, entre
otros. La expedición vuelve sin lograr derrotar a las fuerzas de la Sierra por
lo que Lynch ante el fracaso de la primera expedición planea atacar a mediados
de 1883 a Cáceres y cercarlo. Envía dos divisiones para lograr este objetivo al
mando de Marco Aurelio Arriagada y además forma otra división al mando del
coronel Alejandro Gorostiaga para proteger al nuevo Gobierno provisional del
general Miguel Iglesias que luego del Grito de Montán estaba dispuesto a
negociar con Chile términos favorables.
Durante estas operaciones, en Lima Lynch preconizó y trabajó en
obtener la paz con España, aún pendiente desde el término de la guerra contra
esa nación en 1871, y obtuvo un éxito total en la firma del Tratado de Lima el
12 de junio de 1883.
Finalmente, la expedición que Lynch había enviado a la Sierra derrotó
al general Cáceres el 10 de julio de 1883 en la Batalla de Huamachuco; con su
ejército aniquilado, volvió al interior de la Sierra para intentar organizarse.
Lynch, ante el éxito, envía una última expedición a la Sierra al mando del
coronel Martiniano Urriola con el propósito de obstaculizar una eventual
reorganización militar peruana en los departamentos de Junín, Huancavelica y
Ayacucho, área donde Cáceres y sus guerrillas aún operaban.
Por otra parte, Lynch también envía por orden del Gobierno una
expedición a Arequipa, donde el contralmirante Lizardo Montero Flores gobernada
después de la salida de Calderón, teniendo como resguardo un ejército bien
armado para comenzar operaciones militares junto a Bolivia quien le
suministraba armamento. La expedición la asume el coronel José Velásquez
Bórquez quien después de marchar sin oposición logra tomar Arequipa sin
disparar un solo tiro con lo que acaba con el último foco de resistencia y se
logra además persuadir a Bolivia de hacer la paz.
El 20 de octubre de 1883, en medio de estas operaciones sobre
Arequipa, se logra la firma del Tratado de Ancón entre Patricio Lynch y Miguel
Iglesias logrando definitivamente los objetivos de Chile y el reconociendo la
derrota peruana de la guerra. Cáceres, ante su mala situación y al no poder formar
un ejército como el anterior, reconoció el tratado. Finalmente, las fuerzas
chilenas recibieron la orden de abandonar la sierra central y replegarse a
Lima.
El 23 de octubre Lynch desocupó Lima llevando sus tropas a Miraflores,
Barranco y Chorrillos. El mismo día entraba a Lima el coronel Miguel Iglesias instalándose
en el Palacio de Gobierno. En el Callao se arrió la bandera chilena y se izó la
bandera peruana, que fue saludada con veintiún cañonazos del blindado Cochrane.
Por su gran esmero que hizo en su cargo de administración en Perú y en
el manejo de la campaña contra los peruanos en la Sierra, fue apodado en Chile
como «el último virrey del Perú».
En conclusión; la Expedición de Lynch fue la más cruda y sangrienta que soportó el
pueblo peruano. La historiografía tradicional chilena considera que los
objetivos y procedimientos de la expedición Lynch se encontraban amparados por
el derecho internacional de la época, que aceptaba la práctica de los cobros de
cupos y la destrucción focalizada destinada a mermar la capacidad del enemigo
en el desarrollo de la guerra, facultando al jefe de un ejército de ocupación a
imponer contribuciones a los habitantes y exigir el pago con toda la severidad posible
en caso de resistencia. Sin embargo, la historiografía peruana discrepa con
esta interpretación pues, a decir de Tomas Caivano, abogado y cónsul de Italia
en el Perú, no se trató de un ejército de ocupación pues no puede llamarse tal
el tránsito a paso de lobo, o correría de una fuerza armada sobre los indefensos
territorios del enemigo; por su parte, el británico Clements Markham señala
que, al principio de la expedición, el gobierno chileno había declarado que los
intereses de la población civil estarían cobijados y sus propiedades serían
sagradas e inviolables, considerando él mismo que la expedición Lynch estaba en
absoluta pugna con los usos bélicos de las naciones civilizadas.
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