Ensayo EXPEDICIÓN DE PATRICIO LYNCH

En este ensayo abordaré el tema de la Expedición de Patricio Lynch  y las nefastas consecuencias en la historia del Perú.
Primeramente conozcamos su vida a groso modo; Patricio Javier de los Dolores Lynch Solo de Zaldívar, conocido como Patricio Lynch nació en Santiago de Chile, el 1º de diciembre de 1824, fue un vicealmirante de la Armada de Chile, General en Jefe del Ejército de ocupación del Perú y Ministro Plenipotenciario de Chile en España.
Fue el quinto vicealmirante de Chile, nombrado el 8 de agosto de 1883. Apodado en Chile «el Último Virrey del Perú» por su labor y operaciones realizadas en la ocupación de ese país. Inició su carrera en la Escuela Militar, de la que pasó a la armada a los 13 años. Participó en la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, en la Primera Guerra del Opio de parte de Inglaterra, en la Revolución de 1851 y en la Guerra del Pacífico.
Ahora conozcamos detalles sobre la Expedición Lynch: En 1880, el presidente chileno Aníbal Pinto encomendó al capitán Patricio Lynch organizar una fuerza de infantería de marina para hostilizar las empresas azucareras de caña, en el norte del Perú, desde donde se obtenían recursos para la guerra. El objetivo era la destrucción de las haciendas azucareras que aportaban financieramente al Gobierno del Perú y exigir contribuciones de guerra a los hacendados peruanos.
Zarpó de la ciudad de Arica el 4 de septiembre de 1880, con ejército compuesto por 1900 infantes, 400 jinetes, 3 cañones Krupp de montaña, una sección del cuerpo de ingenieros y una ambulancia, totalizando 2600 efectivos.
Desembarca el 10 del mismo mes en Chimbote, donde al no encontrar resistencia utiliza el lugar como centro de operaciones. Ese mismo día se dirige hacia las azucareras de Puente y Palo Seco, propiedad de Dionisio Derteano, senador por el Departamento de Áncash que promovió la colecta entre banqueros iniciada la guerra. La propiedad tenía un valor de un millón de libras esterlinas y estaba hipotecada a las casa "Dreyfus" y "Graham Rowe". Se le impuso una contribución de guerra de $100.000 pesos, que deberían pagarse antes de tres días. En el entretanto, algunas partidas de caballería recorrían campos y pueblos aledaños, sin encontrar la menor resistencia.
Al enterarse de esto el dictador Nicolás de Piérola dicto un decreto que prohibía pagar contribuciones de guerra al enemigo, lo que hizo que el propietario de las azucareras anteriormente nombradas, se negara a pagar, escudándose en aquel decreto. Patricio Lynch, al saber la negativa del señor Derteano, envió una carta a este que decía lo siguiente: En vista de su comunicación, he dado órdenes para que se proceda a la destrucción de su propiedad.
Cumplido el plazo, el 13 de septiembre la hacienda es saqueada e incendiada por las fuerzas de Lynch. Las maquinarias son dinamitadas. Además los víveres son saqueados. Federico Stuven Olmos, ingeniero al servicio de Chile, estima que las pérdidas sumaron 2.500.000 soles de plata.
Luego de estos acontecimientos, Lynch enrumba hacia el puerto de Supe en el norte, que fue saqueado e incendiado el 20 de septiembre. Patricio Lynch luego intenta detener los embarques de nuevas armas que llegaban a Perú, sin mucha suerte. Lynch también desembarco tropas en otros puertos incluido Chimbote, donde impuso contribuciones a las haciendas, las que fueron devastadas al no entregar el dinero pedido. En el puerto de Chimbote destruye el complejo ferroviario. Al verse afectada las propiedades de extranjeros, Lynch recibe las protestas de los cónsules extranjeros y parte de Chimbote el 17 de septiembre.
El 20 de septiembre llega al puerto de Paita en el norte de la costa peruana, donde la expedición continuó con la destrucción de la Prefectura, la Aduana y la estación del ferrocarril, además de cobrar 10 000 pesos de plata de cupo.
El 30 de septiembre arribaron a Puerto Eten donde también cobraron cupos de guerra (150 000 pesos) para cuatro días después incendiar varias casas en Chiclayo y continuar la destrucción en Ferreñafe y Cayaltí, entre otras haciendas azucareras y algodoneras.
Finalmente desembarca en el puerto de San Pedro de Lloc y marcha hacia Trujillo de quienes cobra el cupo de 150 000 pesos de plata. Lynch llega finalizando la expedición el 1 de noviembre de 1880 al Puerto de Quilca, Departamento de Arequipa, donde le esperaba la comandancia de la primera división del Ejército.
Durante toda la expedición, las fuerzas de Lynch se movían con absoluta libertad en pleno territorio enemigo destruyendo líneas de comunicación y cobrando contribuciones de guerra. La expedición Lynch, con la fuerza de 2600 hombres, recorrió los departamentos más ricos y poblados del Perú, sin que en ninguna parte se organizara una fuerza capaz de oponerle la menor resistencia. Como resultado de las contribuciones de guerra se habían logrado reunir $ 29 050 libras esterlinas, $ 11 428 pesos de plata, $5000 pesos en papel moneda, algunas barras de oro y plata y gran cantidad de mercaderías y productos de esas regiones que sirvieron para las fuerzas chilenas. Durante la expedición, Lynch demostró ser un jefe muy capaz, juicioso, inflexible y duro en la mantención de la disciplina lo que le valdría más tarde para obtener altos cargos.
La historiografía peruana ha criticado el actuar de esta expedición describiéndola como un saqueo colérico y criminal por parte de las fuerzas chilenas pese a que el derecho internacional de guerra de aquellos años aceptaba la práctica de los cobros de cupos y la destrucción focalizada destinada a mermar la capacidad del enemigo en el desarrollo de una guerra.
Para dar mayor integridad a sus intenciones planifican la Campaña de Lima
El alto mando chileno revisa restos de las defensas peruanas en el Abra de San Juan.
En 1881 fue integrado al ejército con el grado de coronel y fue nombrado comandante de la 1.ª División del ejército bajo el mando del general Manuel Baquedano durante la campaña para tomar Lima.
Participó en esta campaña en las batallas de San Juan y Chorrillos como comandante de la Primera división chilena donde tuvo un gran esmero en el enfrentamiento atacando y desbaratando la posición más fuerte de los peruanos en el Morro Solar. Su actuación en esta batalla mereció que sus soldados lo aclamaran como Héroe de Chorrillos. También combatió en la Miraflores donde definitivamente las fuerzas peruanas de Lima fueron derrotadas produciéndose posteriormente la Ocupación de Lima el 17 de enero de 1881 y la precipitada huida de las restantes fuerzas peruanas hacia la Sierra Central.
El 19 de enero de 1881 fue nombrado jefe político y militar de El Callao, siendo ascendido además a contraalmirante y el 4 de marzo de 1881 se le confirió el gobierno militar y político de la zona de ocupación, administrando los territorios ocupados en el Perú, y también fue nombrado comandante en jefe del ejército chileno de ocupación para manejar las próximas operaciones militares.
El 19 de enero de 1881 fue nombrado jefe político y militar de El Callao y ascendió a contraalmirante. El 4 de mayo de1881, asumió como comandante en jefe de Ejército de Ocupación chileno, quedando a cargo de la ciudad de Lima. Destacó por su tacto y firmeza en llevar las riendas del gobierno. Reactivó los servicios públicos, dando marcha al correo, el telégrafo, el ferrocarril, los hospitales y las cárceles estableciendo la Ley marcial en la ciudad. Estableció su casa de gobierno en Lima. Estableció leyes de ocupación en la que una de sus leyes más controversiales fue la Ley de expoliación. También cogobernó con el creado Gobierno provisional peruano de Francisco García Calderón Landa en el barrio de La Magdalena con el que iniciaría las negociaciones de paz para favorecer la sesión territorial para Chile.
Ante la negativa del Gobierno provisional de García Calderón a aceptar un acuerdo favorable a Chile con cesiones territoriales y por la peligrosa cercanía que tenía con el Gobierno de los Estados Unidos, el día 6 de noviembre Lynch arrestó a García Calderón por orden del Gobierno y se le deportó a Chile a bordo del blindado Almirante Cochrane.
En el año 1882, estando aún en la ciudad de Lima, fue electo diputado por Santiago. Agradeció el gesto de los votantes, pero no pudo presentarse pues organizaba la Campaña de la Sierra contra el general Andrés Avelino Cáceres apodado El Brujo de los Andes y los guerrilleros que lo apoyaban y que se enfrentaban a la ocupación chilena.
Con este objeto, organizó expediciones para lograr cercar y acabar con el ejército que el general Cáceres había organizado en la Sierra y las guerrillas de la zona. A inicios de 1882, Lynch comanda una expedición en persona buscando envolver a Cáceres, movimiento que falló debido a que el general peruano retrocedió hacia Tarma, evitando ser rodeado gracias a sus informantes. Finalmente vuelve a Lima, pero el presidente Domingo Santa María ordena continuar con la expedición, debido a lo cual, Lynch envía tropas al mando del general José Francisco Gana Castro hacia el Departamento de Junín y otros sectores donde hay algunos combates sin tener mayores inconvenientes. El 1 de febrero, el mando de la división expedicionaria se reasigna al Coronel Estanislao del Canto quien se enfrentó al ejército de Cáceres y sus guerrillas en las acciones de Pucará, La Oroya y la heroica jornada en Concepción, entre otros. La expedición vuelve sin lograr derrotar a las fuerzas de la Sierra por lo que Lynch ante el fracaso de la primera expedición planea atacar a mediados de 1883 a Cáceres y cercarlo. Envía dos divisiones para lograr este objetivo al mando de Marco Aurelio Arriagada y además forma otra división al mando del coronel Alejandro Gorostiaga para proteger al nuevo Gobierno provisional del general Miguel Iglesias que luego del Grito de Montán estaba dispuesto a negociar con Chile términos favorables.
Durante estas operaciones, en Lima Lynch preconizó y trabajó en obtener la paz con España, aún pendiente desde el término de la guerra contra esa nación en 1871, y obtuvo un éxito total en la firma del Tratado de Lima el 12 de junio de 1883.
Finalmente, la expedición que Lynch había enviado a la Sierra derrotó al general Cáceres el 10 de julio de 1883 en la Batalla de Huamachuco; con su ejército aniquilado, volvió al interior de la Sierra para intentar organizarse. Lynch, ante el éxito, envía una última expedición a la Sierra al mando del coronel Martiniano Urriola con el propósito de obstaculizar una eventual reorganización militar peruana en los departamentos de Junín, Huancavelica y Ayacucho, área donde Cáceres y sus guerrillas aún operaban.
Por otra parte, Lynch también envía por orden del Gobierno una expedición a Arequipa, donde el contralmirante Lizardo Montero Flores gobernada después de la salida de Calderón, teniendo como resguardo un ejército bien armado para comenzar operaciones militares junto a Bolivia quien le suministraba armamento. La expedición la asume el coronel José Velásquez Bórquez quien después de marchar sin oposición logra tomar Arequipa sin disparar un solo tiro con lo que acaba con el último foco de resistencia y se logra además persuadir a Bolivia de hacer la paz.
El 20 de octubre de 1883, en medio de estas operaciones sobre Arequipa, se logra la firma del Tratado de Ancón entre Patricio Lynch y Miguel Iglesias logrando definitivamente los objetivos de Chile y el reconociendo la derrota peruana de la guerra. Cáceres, ante su mala situación y al no poder formar un ejército como el anterior, reconoció el tratado. Finalmente, las fuerzas chilenas recibieron la orden de abandonar la sierra central y replegarse a Lima.
El 23 de octubre Lynch desocupó Lima llevando sus tropas a Miraflores, Barranco y Chorrillos. El mismo día entraba a Lima el coronel Miguel Iglesias instalándose en el Palacio de Gobierno. En el Callao se arrió la bandera chilena y se izó la bandera peruana, que fue saludada con veintiún cañonazos del blindado Cochrane.
Por su gran esmero que hizo en su cargo de administración en Perú y en el manejo de la campaña contra los peruanos en la Sierra, fue apodado en Chile como «el último virrey del Perú».

En conclusión; la Expedición de Lynch fue la más cruda y sangrienta que soportó el pueblo peruano. La historiografía tradicional chilena considera que los objetivos y procedimientos de la expedición Lynch se encontraban amparados por el derecho internacional de la época, que aceptaba la práctica de los cobros de cupos y la destrucción focalizada destinada a mermar la capacidad del enemigo en el desarrollo de la guerra, facultando al jefe de un ejército de ocupación a imponer contribuciones a los habitantes y exigir el pago con toda la severidad posible en caso de resistencia. Sin embargo, la historiografía peruana discrepa con esta interpretación pues, a decir de Tomas Caivano, abogado y cónsul de Italia en el Perú, no se trató de un ejército de ocupación pues no puede llamarse tal el tránsito a paso de lobo, o correría de una fuerza armada sobre los indefensos territorios del enemigo; por su parte, el británico Clements Markham señala que, al principio de la expedición, el gobierno chileno había declarado que los intereses de la población civil estarían cobijados y sus propiedades serían sagradas e inviolables, considerando él mismo que la expedición Lynch estaba en absoluta pugna con los usos bélicos de las naciones civilizadas.

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