DISCALCULIA DISLALIA DISLEXIA AFASIA DISGRAFIA
DISCALCULIA
La discalculia, acalculia o
dificultades en el aprendizaje de las matemáticas (DAM) es una dificultad de
aprendizaje específica en matemáticas es el equivalente a la dislexia solo que
en lugar de tratarse de los problemas que enfrenta un niño para expresarse
correctamente en el lenguaje, se trata en esta ocasión de dificultad para
comprender y realizar cálculos matemáticos , afecta a un porcentaje de la
población infantil (entre el 3% y el 6%), y desafortunadamente esta anomalía
casi nunca se diagnostica y trata adecuadamente. Como la dislexia, la
discalculia puede ser causada por un déficit de percepción visual o problemas
en cuanto a la orientación El término discalculia se refiere específicamente a
la incapacidad de realizar operaciones de matemáticas o aritméticas. Es una
discapacidad relativamente poco conocida. De hecho, se considera una variación
de la dislexia. Quien padece discalculia por lo general tiene un cociente
intelectual normal o superior, pero manifiesta problemas con las matemáticas,
señas y direcciones, etc.
La Discalculia es un término que
hace referencia a un amplio rango de problemas relacionados con el aprendizaje
de las habilidades matemáticas. No existe una única forma de trastorno del
aprendizaje de las matemáticas y las dificultades que se presentan varían de
persona a persona y afectan de modo diferente en cada momento del ciclo vital
de las personas.
DISLALIA
La dislalia es un trastorno en la
articulación de los fonemas. Se trata de una incapacidad para pronunciar
correctamente ciertos fonemas o grupos de fonemas. El lenguaje de un niño
dislálico muy afectado puede resultar ininteligible.
Las dislalias son alteraciones en
la articulación de algún o algunos fonemas bien por ausencia o alteración de
algunos sonidos concretos del habla o por la sustitución de estos por otros, de
forma improcedente, en personas que no muestran patologías del sistema nervioso
central, ni en los órganos fonoarticulatorios a nivel anatómico. Estas
alteraciones perduran más allá de los cuatro años, hasta entonces aparecen muy
frecuentemente. Son las más frecuentes y conocidas de todas las alteraciones
del lenguaje.
Es el trastorno del lenguaje más
común en los niños, el más conocido y más fácil de identificar. Suele
presentarse entre los tres y los cinco años, con alteraciones en la
articulación de los fonemas. A un niño le diagnostican dislalia cuando se nota
que es incapaz de pronunciar correctamente los sonidos del habla que son vistos
como normales según su edad y desarrollo. Un niño con dislalia suele sustituir
una letra por otra, o no pronunciar consonantes. Ejemplos: dice mai en lugar de
maíz, y tes en vez de tres.
DISLEXIA
Se llama dislexia al trastorno de
la lectura que imposibilita su comprensión correcta. Aunque convencionalmente
el término se aplique también a la dificultad para una correcta escritura, en
este caso el término médico apropiado es el de disgrafía. En términos más
técnicos, en psicología y psiquiatría se define la dislexia como una
discrepancia entre el potencial de aprendizaje y el nivel de rendimiento de un sujeto,
sin que existan problemas sensoriales, físicos, motores o deficiencias
educativas. La dislexia es una deficiencia de la lectura, la escritura y el
aprendizaje. Su causa es una alteración de las zonas cerebrales que controlan
el lenguaje. Afecta a un 5% de los niños de 7 a 9 años, sobre todo varones. Se
le atribuye una base genética y no está relacionada con su inteligencia.
Sus manifestaciones son muy
variadas y dependerán de la intensidad del trastorno y de la edad del niño,
porque se pueden afectar funciones relacionadas con la memoria, el vocabulario,
las áreas motrices y el habla. Incluso en la etapa preescolar se pueden
observar las deficiencias significativas en el lenguaje, la motricidad, la
percepción y la falta de madurez en general, por lo que, sabiendo que no se
cura sólo con el paso del tiempo, se requiere un diagnóstico temprano para
ayudar al niño oportunamente. Por ello, los padres y los educadores no deben
dudar en consultar al pediatra antes las primeras sospechas de dislexia.
AFASIA
La afasia es la pérdida de
capacidad de producir o comprender el lenguaje, debido a lesiones en áreas
cerebrales especializadas en estas tareas.
La afasia es un trastorno del
idioma que es el resultado del daño a las porciones del cerebro que son
responsables del lenguaje. Para la mayoría de las personas, estas son partes
del lado (hemisferio) izquierdo del cerebro. La afasia ocurre repentinamente, a
menudo como el resultado de un accidente cerebrovascular o traumatismo
encéfalocraneano, pero también se puede desarrollar lentamente, como en el caso
de un tumor cerebral. El trastorno deteriora la expresión y comprensión del
idioma, así también como de la lectura y escritura. La afasia podría ocurrir en
conjunto con otros trastornos de habla, como la disartria o la apraxia del
habla, que también son resultados de daño cerebral. Cualquier persona puede
contraer afasia, pero la mayoría de las personas que tienen afasia son adultos
o adultos mayores. Los hombres y las mujeres son afectados por igual.
DISGRAFIA
La disgrafía es una dificultad para coordinar los músculos
de la mano y del brazo, en niños que son
normales desde el punto de vista intelectual y que no sufren deficiencias neurológicas severas.
Esta dificultad impide dominar y dirigir
el lápiz para escribir de forma legible y ordenada.
La escritura disgráfica suele ser parcialmente legible, ya
que la letra del estudiante puede
resultar muy pequeña o muy grande, con trazos mal formados. El disgráfico no puede respetar la línea del
renglón ni los tamaños relativos de las
letras, ya que presenta rigidez en la mano y en su postura. Incluso hay veces en que escribe en sentido inverso, de
derecha a izquierda.
Por otra parte, los disgráficos no pueden escribir a
velocidad normal. Por eso, los
especialistas recomiendan no presionar a los niños afectados exigiéndoles mayor prisa.
El concepto de disgrafía puede analizarse desde dos
contextos: el neurológico (cuando el
trastorno se debe a un déficit de este tipo) y el funcional (el trastorno no responde a lesiones cerebrales o
a problemas sensoriales).