DEFENSA DE LA DEMOCRACIA
“Democracia” es una palabra que escuchamos a diario
a través de la televisión, el radio, los discursos políticos… También surge, de
cuando en cuando, en las conversaciones de las personas; la leemos en
periódicos, carteles, revistas y hasta en tiras cómicas; es muy utilizada pero,
¿qué quiere decir? De acuerdo con su significado original, la democracia se
refiere al gobierno del pueblo.
La democracia como forma de gobierno es sinónimo de
soberanía popular, ¿y eso qué significa? Significa que ningún poder o autoridad
puede estar por encima de las decisiones del pueblo. ¿Y quién conforma el
pueblo? El pueblo es un conjunto de ciudadanos 1 libres e iguales; ciudadanos
que, conscientes de su libertad, tienen la facultad de elegir. En México la
ciudadanía está compuesta por millones de personas.
La democracia es un sistema en el que la ciudadanía
puede quitar de sus puestos a los gobernantes sin tener que cambiar toda la
base legal del gobierno. En este sentido la democracia reduce la inestabilidad
política y asegura a los ciudadanos que por mucho que disientan de las
políticas del gobierno en un momento dado, siempre tendrán una oportunidad
regular de cambiar a quienes gobiernan, o incluso de cambiar directamente las
políticas con las cuales no están de acuerdo, en los casos en que la democracia
representativa se combine con la democracia directa. La mayoría de la gente
coincide en que esto es preferible a un sistema en el que los cambios políticos
se llevan a cabo por medio de la violencia, lo que desemboca la mayoría de las
veces en un golpe de estado o una guerra civil.
Por otra parte, las evidencias empíricas parecen
mostrar que dos democracias nunca o casi nunca han entrado en una guerra. Un
ejemplo es un estudio de todas las guerras sucedidas desde 1816 hasta 1991, en
el que se definió "guerra" como acción militar con más de 1000 bajas
en combate y "democracia" como un estado con más de dos tercios de la
población masculina con derecho a voto. El estudio encontró 198 guerras entre
"no-democracias", 155 guerras entre democracias y no-democracias, y
ninguna guerra entre democracias. De todas formas, este planteamiento sigue
suscitando polémica y está sujeto a una gran investigación académica y debate.
Cuando la guerra se produce, las democracias a
veces responden con lentitud a causa de los requisitos legales y burocráticos
necesarios para tomar decisiones. En una democracia normalmente el parlamento
debe aprobar una declaración de guerra antes de comenzar o incorporarse a las
hostilidades, aunque algunas veces el ejecutivo tiene poder para tomar la
iniciativa simplemente informando al parlamento de la decisión. Además, si se
instituye un alistamiento de cara a la eventual guerra, la ciudadanía puede
protestar. Las monarquías y dictaduras en teoría pueden actuar inmediatamente
por no estar sujetas al funcionamiento legal y burocrático de las democracias,
pero a menudo no lo hacen, e históricamente las monarquías también realizaban
declaraciones de guerra. A pesar de todo lo comentado, o quizá a causa de ello,
históricamente las democracias han sido capaces de mantener su seguridad.