MONOGRAFIA ORATORIA Y LAS CUALIDADES DE UN ORADOR

MONOGRAFÍA

TEMA: LA ORATORIA Y LAS CUALIDADES DE UN ORADOR

TACNA PERU
2016

DEDICATORIA:
A mis profesores; por ser parte de mi inspiración.










AGRADECIMIENTO


Un agradecimiento muy especial a todos los que contribuyeron de manera directa e indirecta en la realización del presente trabajo de investigación; así como también a todos los docentes, en especial mi profesor de curso por guiar mis pasos en el conocimiento científico; y a todos mis compañeros de aula.  















INDICE
DEDICATORIA:
AGRADECIMIENTO    
INTRODUCCIÓN        
CAPITULO I    
LA ORATORIA
1.1. DEFINICIÓN        
1.2. PARTES DE LA ORATORIA          
1.3.      PARTES DEL DISCURSO         
1.4.      PRINCIPIOS DE UNA ORATORIA EFICAZ       
1.5.      EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA ORATORIA   
1.6.      CLASIFICACIÓN DE LA ORATORIA     
1.6.1.   Oratoria Política        
1.6.2.   Oratoria Didáctica o Académica       
1.6.3.   Los Discursos 
1.7.      GÉNEROS       
1.7.1.   Género judicial          
1.7.2.   Género deliberativo o político          
1.7.3.   Género demostrativo o epidíctico    
1.8.      GRANDES ORADORES
CAPITULO II   
CUALIDADES DE UN ORADOR          
2.1. CUALIDADES FÍSICAS:     
2.1.1. La voz:  
2.1.2. Gesticulación y ademanes      
2.1.3. Porte    
2.1.4. El aseo personal          
2.1.5. El vestido         
2.1.6. La actitud mental positiva      
2.1.7. Gozar de buena salud física    
2.1.8. Gozar de buena salud psíquica           
2.2. CUALIDADES INTELECTUALES    
2.2.1. Memoria         
2.2.2. Imaginación     
2.2.3. Sensibilidad     
2.2.4. Iniciativa          
2.3. CUALIDADES MORALES 
2.3.1. Honradez         
2.3.2. Puntualidad     
2.3.3. Sinceridad        
2.3.4. Congruencia    
2.3.5. Lealtad 
CONCLUSIONES         
BIBLIOGRAFÍA
















INTRODUCCIÓN

El presente trabajo monográfico aborda el tema de la oratoria y las cualidades del orador. Está dividida en dos capítulos: en el primer capítulo se trata sobre las generalidades de la oratoria y en el segundo capítulo analiza sobre las cualidades del orador.

Por oratoria se entiende como el arte de hablar con elocuencia.  En segundo lugar, es también un género literario formado por el discurso, la disertación, el sermón, el panegírico, sin contar con otras.

En un sentido más amplio, se aplica en todos los procesos comunicativos hablados, tales como conferencia, charla, exposiciones o narraciones.

En todos los procesos se aplica la oratoria, y su finalidad, por lo general, es persuadir. Esta finalidad de lograr la persuasión del destinatario, es la que diferencia la oratoria de otros procesos comunicativos orales. Del mismo modo que la finalidad de la didáctica es enseñar y la de la poética deleitar, lo que pretende la oratoria es persuadir.

La persuasión consiste en que con las razones que uno expresa oralmente, se induce, mueve u obliga a otro a creer o hacer una cosa. Ahora bien, no es su única finalidad.

Los buenos oradores deberían ser capaces de cambiar las emociones de sus oyentes, no sólo informarlos. La comunicación interpersonal y la oratoria tienen diversos componentes que abarcan cosas como el lenguaje motivacional, desarrollo personal/liderazgo, negocios, servicio al consumidor, comunicación ante grupos grandes y comunicación de masas. La oratoria puede ser una poderosa herramienta que se usa para propósitos tales como la motivación, influencia, persuasión, información, traducción o simple entretenimiento.







CAPITULO I
LA ORATORIA

1.1.      DEFINICIÓN

Por oratoria se entiende como el arte de hablar con elocuencia. En segundo lugar, es también un género literario formado por el discurso, la disertación, el sermón, el panegírico, sin contar con otras.

En este segundo sentido más amplio, se aplica en todos los procesos comunicativos hablados, tales como conferencia, charla, exposiciones o narraciones. En todos los procesos se aplica la oratoria, y su finalidad, por lo general, es persuadir. Esta finalidad de lograr la persuasión del destinatario, es la que diferencia la oratoria de otros procesos comunicativos orales. Del mismo modo que la finalidad de la didáctica es enseñar y la de la poética deleitar, lo que pretende la oratoria es persuadir.

La persuasión consiste en que con las razones que uno expresa oralmente, se induce, mueve u obliga a otro a creer o hacer una cosa. Ahora bien, no es su única finalidad. En la oratoria, como en cualquier forma de comunicación, concurren cinco elementos básicos, a menudo expresados como "quién dice que si llore es que yo si te ame". El propósito de la oratoria pública puede ir desde, simplemente, transmitir información, a motivar a la gente para que actúe, a simplemente relatar una historia. Los buenos oradores deberían ser capaces de cambiar las emociones de sus oyentes, no sólo informarlos. La comunicación interpersonal y la oratoria tienen diversos componentes que abarcan cosas como el lenguaje motivacional, desarrollo personal/liderazgo, negocios, servicio al consumidor, comunicación ante grupos grandes y comunicación de masas. La oratoria puede ser una poderosa herramienta que se usa para propósitos tales como la motivación, influencia, persuasión, información, traducción o simple entretenimiento.

Se llama oratoria al arte de hablar con elocuencia.1 En segundo lugar, es también un género literario formado por el discurso, la disertación, el sermón, el panegírico, entre otras varias.

Este segundo sentido más amplio se aplica a todos los procesos literarios que están planteados con propósito persuasivo, tales como la conferencia, la charla o las exposiciones. Esta finalidad de persuadir al destinatario es la que diferencia la oratoria de otros procesos comunicativos orales. Del mismo modo que la finalidad de la didáctica es enseñar y la de la poética deleitar, lo que pretende la oratoria es convencer de algo. La persuasión consiste en que con las razones que uno expresa oralmente se induce, mueve u obliga a otro a creer o hacer una cosa. Ahora bien, no es su única finalidad. El propósito de la oratoria pública puede ir desde transmitir información a motivar a la gente para que actúe, o simplemente relatar una historia. Los buenos oradores deberían ser capaces de cambiar las emociones de sus oyentes y no sólo informarlos. La oratoria puede ser una poderosa herramienta que se usa para propósitos tales como la motivación, influencia, persuasión, información, traducción o simple entretenimiento.

1.2.      PARTES DE LA ORATORIA

Para elaborar un discurso, el orador debía prestar atención a las siguientes fases, llamadas «oratoria e partes»:

•          Inventio. El orador extrae las posibilidades de desarrollo de las ideas verdaderas, o verosímiles, que le permitan probar su causa.

•          Ordo o dispositio. Es la distribución adecuada, en el lugar oportuno dentro del discurso, de las ideas y pensamientos encontrados gracias a la inventio.

•          Elocutio. Traslada al lenguaje las ideas previamente extraídas y ordenadas; suministra el «ropaje lingüístico»: selección de los términos apropiados, orden en la frase, ritmo, empleo de figuras retóricas, etc.

•          Memoria. Es el ejercicio por medio del cual se llega a dominar el conjunto del discurso y la distribución de cada una de sus partes. Un discurso leído era algo insólito. La memoria se cuenta entre las cualidades que el orador debe tener por naturaleza.

•          Pronuntiatio, declamatio o actio. Afecta a la exposición oral del discurso. El orador debe desarrollar determinadas técnicas para modular la voz y controlar los ademanes y desplazamientos, que  deben acomodarse al tono y al asunto de que se vaya a hablar.

1.3.      PARTES DEL DISCURSO

En la elaboración del texto del discurso, las ideas halladas (inventio) debían quedar distribuidas (dispositio) en cuatro partes las llamadas «orationis partes», de acuerdo con el llamado «orden natural» (que si se alteraba se convertía en «artificial»): 

•          Exordium. Es el comienzo del discurso. El objeto del exordio es ganarse la simpatía (benevolentiam captare) del auditorio hacia el asunto del discurso.

•          Narratio. En la narratio se hace partícipe al auditorio del estado de la cuestión, exponiendo de manera concisa, clara y verosímil los hechos sobre los que se va a tomar una decisión. La verosimilitud se consigue mediante la correcta concatenación de los siete elementa narrationis, 'elementos de la narración': quis 'quién', quid 'qué', cur 'por qué', ubi 'dónde', quando 'cuando', quemadmodum 'cómo', quibus adminiculis 'con qué medios'. Como es lógico, el orador resaltará aquellos aspectos de la narración que le convengan y atenuará u omitirá los que lo perjudiquen.

•          Argumentatio. Es una confirmación complementaria de la narratio, que hace hincapié en lo que favorece al orador. Algunos tratadistas dividen la argumentatio en dos partes, distinguiendo la presentación de las pruebas favorables (confirmatio, probatio) y la refutación de las pruebas desfavorables (refutatio, confutatio).

•          Epilogus o peroratio: La parte final del discurso tiene un doble objetivo: refrescar la memoria haciendo una recapitulación, e influir en los sentimientos del auditorio.

En cada una de estas partes el orador seguía determinadas pautas para cumplir la finalidad del discurso: hablar de manera apropiada para convencer. Si quiere convencer (persuadere) el orador debe antes instruir o demostrar (docere), deleitar (delectare) e impresionar (movere), combinando estos elementos en diversos grados.

Escuchar un discurso elaborado según estas reglas, sobre todo si se trataba de un orador afamado, constituía un gran espectáculo, una verdadera «puesta en escena», que los romanos tenían como uno de sus entretenimientos preferidos.

1.4.      PRINCIPIOS DE UNA ORATORIA EFICAZ

Si no informas debidamente, no te entenderán; si no impactas, no recordarán lo que dijiste; si no conmueves, no los persuadirás; y si no entretienes, se aburrirán y no te prestarán atención.
Un orador pudiera presentar información valiosa, pero hacerlo de manera poco entendible; pudiera mencionar algunos ejemplos o ilustraciones bien pensados, pero enredarse y hacerlo de manera confusa; pudiera decir cosas que tienen en cuenta los sentimientos del auditorio, pero hacerlo de manera que no parezca que realmente sus oyentes le importan; o pudiera hacer participar al auditorio y aun así aburrirlo por hacerlo de manera aburrida y monótona, o desconsiderada y frívola. El resultado no es que solo no le prestan atención, sino que le pierden el respeto. Su oratoria no tiene fuerza para invitar a la reflexión ni para impulsar los cambios.

Uno pudiera estudiar y aprender una larga lista de principios de oratoria, y aún así fracasar en su intento de llegar al corazón de sus oyentes. Porque aunque LO QUE se dice es muy importante, la MANERA de decirlo contiene el secreto del éxito.

Una voz apagada, monótona y carente de entusiasmo, y unos gestos y ademanes débiles que no pintan cuadros en el aire, difícilmente pueden estimular a un auditorio, porque el oyente lo interpreta como desinterés, lo cual despierta una empatía negativa (si a él no le interesa, a mí tampoco, mejor me voy a dar una vuelta y regreso cuando hable otro orador, o mejor, la próxima vez no regreso).  Si una reunión siempre comienza de manera poco agradable, aumentan las probabilidades de que todos lleguen tarde, cuando los temas tienden a ser menos monótonos. Pero si promete ser muy interesante, será probable que todos lleguen puntualmente.

Cuando los discursantes tienden a ser aburridos, los oyentes tienden a sentarse en la parte posterior de la sala para sentirse libres de poder fugarse tan pronto como consiguen una buena excusa (tengo sed, me dio tos, me duele la columna, no puedo estar sentado mucho tiempo, olvidé algo en casa, ya regreso, etc.). Pero cuando tienden a ser entusiastas, todos madrugan y hasta se pelean por ocupar las filas delanteras.

Por eso, no creas que es suficiente con hablar bien o no tener temor de hablar en público. El secreto del éxito en oratoria está en la manera de hacerlo.

1.5.      EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA ORATORIA

La oratoria nació en Sicilia y se desarrolló fundamentalmente en Grecia, donde fue considerada un instrumento para alcanzar prestigio y poder político. Había unos profesionales llamados logógrafos que se encargaban de redactar discursos para los tribunales.

El más famoso de estos logógrafos fue Lisias. Sin embargo, Sócrates creó una famosa escuela de oratoria en Atenas que tenía un concepto más amplio y patriótico de la misión del orador, que debía ser un hombre instruido y movido por altos ideales éticos a fin de garantizar el progreso del estado. En este tipo de oratoria llegó a considerarse el mejor en su arte a Demóstenes.

De Grecia la oratoria pasó a la República Romana, donde Marco Tulio Cicerón lo perfeccionó. Sus discursos y tratados de oratoria nos han llegado casi completos. Durante el imperio, sin embargo, la oratoria entró en crisis habida cuenta de su poca utilidad política en un entorno dominado por el emperador, aunque todavía se encontraron grandes expertos en ese arte como Marco Fabio Quintiliano; los doce libros de su Institutio oratoria se consideran la cumbre en cuanto a la teoría del género. Sin embargo, como ha demostrado Ernst Robert Curtius en su Literatura europea y Edad Media latina, la Oratoria influyó poderosamente en el campo de la poesía y la literatura en general pasándole parte de sus recursos expresivos y retorizándola en exceso.




1.6.      CLASIFICACIÓN DE LA ORATORIA

1.6.1.   Oratoria Política

Por razón de la gran variedad de asuntos que comprende, es el género que más transformaciones recibe según las épocas, el auditorio y las circunstancias, y por lo mismo la que goza de una mayor libertad de forma y la que menos puede sujetarse a reglas.

En ningún otro género ofrece el discurso oratorio caracteres tan distintivos, porque las oraciones del púlpito se acercan ya más a las composiciones poéticas, como ya hemos apreciado en anteriores casos, como Roberspierre, Lincoln, y otros; mientras que la oratoria forense pertenece a las obras científicas.

En los encarnizados combates de los partidos y en las graves cuestiones de cuya resolución dependen la dignidad o la vida de las naciones, es donde se manifiesta con más evidencia el carácter apasionado de la oratoria política, pues nunca es más difícil, variables e inconstante el público que en las asambleas políticas.

La oratoria política exige conocimientos vastos y profundos, y más en los tiempos en que la ilustración y cultura se encuentran extendidas.

Además de un perfecto estudio de las cuestiones de política general y conocimientos técnicos en las diversas y complicadas ramas de las ciencias administrativas, debe el orador político conocer a fondo la historia, el modo de ser y sentir del pueblo a que se dirige la palabra.

La historia por tanto, cumple un factor determinante en la oratoria política, ya que el orador que fragüe planes para el porvenir, debe fundar su experiencia en la segura escuela de lo pasado.
a)         Preparación del Discurso

En cuanto a su preparación, el discurso político difiere en muchos casos de todo otro linaje de discursos. No siempre es el mejor discurso político el que se prepara con mucho tiempo en la soledad del gabinete; pues sucede con frecuencia que donde lucen con mayor brillo las cualidades del orador es en las rectificaciones, o sea en los discurso que apenas han sido objeto de preparación, verdaderas improvisaciones en que se contesta y refutan las afirmaciones del contrario.

Claro está, que nos referimos a la falta de preparación de forma, pues para conseguir el triunfo oratorio en una rectificación es preciso un profundo conocimiento del asunto y haber pasado horas enteras examinándolo desde todos los puntos de vista.

b)         Elocución

Varía mucho según el auditorio, pues tendrá que revestir formas templadas si se dirige a una asamblea de personas respetables, por ejemplo en el Senado; más necesitará mayor vehemencia y fogosidad si se trata de un tribuno que se dirige a masas populares.

c)         División de la oratoria política

La oratoria política puede dividirse a su vez en varios géneros:

•          Oratoria Parlamentaria
Es decir los discursos que se pronuncian en las Cámaras para formar y discutir leyes, y censurar o defender la conducta de los gobernantes.


•          Oratoria Popular
Discursos dirigido al pueblo para formar o dirigir su conciencia política, ilustrándose acerca de sus derechos y encauzando sus voluntades para conseguir el completo reconocimiento de éstos; claro es que hablamos en el supuesto de tratarse de un orador honrado.

•          Oratoria Periodística
Esta oratoria, es agregada a esta especie, por parte de COLL y VEHÍ. Considerando la oratoria escrita, por adoptar muchos de los artículos de los periódicos formas completamente oratorias, sobre todo los artículos de fondo que solían y suelen caracterizar a parte de la prensa española.

•          Oratoria Militar
Discursos o arengas pronunciados por los generales o caudillos en momentos críticos para exaltar el ánimo de los soldados con palabras enérgicas, sin artificio alguno, y dejando que el corazón hable en lugar de los labios.

1.6.2.   Oratoria Didáctica o Académica

Este género, comprende los discursos encaminados a persuadir a los hombres de las verdades científicas, tiene su origen en la creciente necesidad de expansión y propagación que la ciencia moderna va experimentando, y abarca todos los asuntos puramente científicos o de algún modo relacionado con la ciencia, de donde se deduce cuan extenso y general es su objeto, puesto que en nuestros días apenas queda aspecto de la realidad que no sea estudiada por la ciencia.

Navarro y Ledesma dice, que esto podría justificar el criterio de los que reputan como forma didáctica este género de oratoria; más para comprender la razón de nuestro concepto, basta fijarse en que el propósito del orador académico no es tanto enseñar o exponer teorías científicas como convencer o persuadir de la verdad de ésta al público, empleando para ello la forma de oratoria.

El orador didáctico tiene que reunir cualidades especiales, pues no le basta un conocimiento completo de la cuestión sobre la que va hablar, es preciso que posea, además, lo que se llama talento expositivo, o facultad de hacer llano, agradable y accesible a todas las inteligencias lo que de por sí es abstracto y difícil.

1.6.3.   Los Discursos

Entre las varias especies de discursos didácticos debemos señalar los que se llaman con toda propiedad discursos académicos, porque se leen o pronuncian en las Academias científicas y literarias.

Los de Exposición Científica, en los cuales el orador ilustra a sus oyentes respecto de un punto por el investigado.

Los de Vulgarización, destinados a exponer teorías o descubrimientos modernos, poniéndolo al alcance del público profano.

Y los de Controversia o discursos de puntos opinables de olas nuevas investigaciones.

1.7.      GÉNEROS

Originalmente, la oratoria se dividía en varias partes. Anaxímenes de Lámpsaco propuso una clasificación tripartita que asumió después Aristóteles.

1.7.1.   Género judicial

Se ocupa de acciones pasadas y lo califica un juez o tribunal que establecerá conclusiones aceptando lo que el orador presenta como justo y rechazando lo que presenta como injusto.

1.7.2.   Género deliberativo o político

Se ocupa de acciones futuras y lo califica el juicio de una asamblea política que acepta lo que el orador propone como útil o provechoso y rechaza lo que propone como dañino o perjudicial.

1.7.3.   Género demostrativo o epidíctico

Se ocupa de hechos pasados y se dirige a un público que no tiene capacidad para influir sobre hechos, sino tan solo de asentir o disentir sobre la manera de presentarlos que tiene el orador, alabándolos o vituperándolos. Está centrado en lo bello y en su contrario, lo feo. Sus polos son, pues, el encomio y el denuesto o vituperio.

1.8.      GRANDES ORADORES

Dentro de los grandes oradores de la historia se pueden encontrar a:
Entre los griegos, Gorgias, Protágoras, Pericles, Demóstenes, Esquino e Isócrates.

En Roma, Julio César, Cicerón y Hortensio, Octavio Augusto.

Entre los modernos, José Antonio Primo de Rivera, Martin Luther King, Winston Churchill , Robespierre, Adolf Hitler, Benito Mussolini, Juan Perón, Raúl Alfonsín, Eva Perón, Ramón Otero Pedrayo, Emilio Castelar, Jorge Eliécer Gaitán,Salvador Allende, Fidel Castro Ruz, Barack Obama.

CAPITULO II
CUALIDADES DE UN ORADOR

Sean cuales fueran las tareas específicas que el orador deba realizar en una disertación y aunque muchas de ellas puedan parecer mecánicas o rutinarias, no puede pasarse por alto la importancia de la posición que ocupa como comunicador social y/o líder de opinión. Por ello, en el orador no sólo se valora la aptitud para el desempeño de las funciones como expositor sino también la idoneidad a través de una serie de cualidades que a nuestro entender debe poseer un orador de éxito y que a continuación presentamos.

2.1. CUALIDADES FÍSICAS:

Estas cualidades tienen que ver con la apariencia personal del orador, no involucra que sea hermoso o de físico impresionante. Implica el cumplimiento de una serie de pautas sencillas que le permitan resaltar su personalidad, de tal forma que constituya un conjunto armonioso y estético ante los ojos de los demás.

2.1.1. La voz:

Constituye el medio primordial y básico del orador, ya que por medio de ellas se proyecta. Deberá ser clara, sonora y proporcionada a las circunstancias. Aunque sea perfectamente cierto que un auditorio tolerará una voz desagradable también es cierto que aceptará de mayor gusto una voz agradable. Hay gran cantidad de ejercicios que podemos utilizar para embellecer nuestra voz. Para matizarla, para acomodarnos en nuestro mejor tono. Tienda a abrir la boca con amplitud, muchos oradores pretenden hablar con los dientes apretados, con los músculos del rostro y de las mejillas casi inmóviles y rígidos. Tenga siempre cuando hable que el tono sólo puede fluir con libertad si la boca está siempre bien abierta. Para lograr eso hay que dedicar tiempo a los ejercicios de gimnasia facial.

2.1.2. Gesticulación y ademanes

La gesticulación se refiere a los movimientos de los músculos de la cara que dan mayor expresión al estado de ánimo. Los ademanes son los movimientos de los brazos y manos que hacen más enfática y enérgica la expresión.

2.1.3. Porte

Corresponde a la buena disposición, presentación personal, decencia y lucimiento del orador. Es un factor que contribuye en gran parte a despertar la simpatía y atracción del auditorio.

2.1.4. El aseo personal

Es la limpieza, cuidado, compostura y buena disposición de nuestro cuerpo. Ello transmite una agradable impresión a través del sentido visual y olfativo. El acicalamiento en nuestro peinado, maquillaje y perfume permiten un buen acercamiento de los oyentes hacía nosotros. El no bañarse o no cepillarse los dientes, a la larga van produciendo un hedor insoportable o un aliento nada agradable que pondrá una barrera entre nosotros y las personas con las que tratamos. Es recomendable el baño diario, el cambio de ropas con la misma frecuencia, el corte de uñas y de cabello en forma periódica.


2.1.5. El vestido

Es la cubierta que nos ponemos en el cuerpo para abrigo o adorno. Involucra el conjunto de piezas que sirven para cubrir nuestro cuerpo, pueden ser formales o informales según la ocasión en la que tengamos que utilizarlo. Constituye la prenda exterior completa de una persona y en el caso de los oradores constituye su uniforme de trabajo; esta vestimenta debe ser la adecuada para cada reunión oratoria debiendo primar los principios de elegancia, limpieza y una correcta combinación de prendas y/o colores. Recordemos que el vestido resalta nuestra personalidad, formalidad y pulcritud.

2.1.6. La actitud mental positiva

Es la condición subjetiva de nuestra mente; ésta nos permite tener una actitud mental positiva que nos impulsa a realizar lo anhelado o en su defecto, una actitud mental negativa que sólo apunta a buscar excusas para no realizar lo deseado. Estas actitudes tienen que ver, principalmente, con nuestros pensamientos ya que nuestras acciones son el reflejo de ellos. Por ello, todo orador debe estar imbuido de actitud mental positiva para realizar sus exposiciones con entusiasmo y mucho optimismo; ello se logra a través de la autosugestión y del correcto uso de las técnicas de respiración y de relajamiento.

2.1.7. Gozar de buena salud física

Un orador con dolor de muela, dolor de cabeza o fuerte dolor de vientre, no podrá realizar con eficacia sus exposiciones, el dolor lacerante lo pondrá de mal humor o lo indispondrá para sus tareas. Lo recomendable es que periódicamente se acuda al médico para un chequeo general y evitar desagradables sorpresas. La labor un tanto estresante, conlleva a padecer de una serie de dolencias que al no ser atendidas o al ser mal curadas, pueden convertirse en crónicas y mortales. Se debe combinar una buena dieta con ejercicios matutinos para evitar el sedentarismo y las enfermedades psicosomáticas.

2.1.8. Gozar de buena salud psíquica

La mente también se enferma y puede producir lamentables estados de distorsión de la personalidad; paranoia, esquizofrenia y aún, psicopatía. Logicamente una persona con desbarajustes mentales no podrá realizar a satisfacción su labor como orador, casi siempre tendrá problemas con sus superiores, compañeros de trabajo y más aún, con el público oyente. Una visita al psicólogo o psiquiatra es recomendable, pues a diferencia de las enfermedades físicas estas no se manifiestan pasivamente, sino a través de un accionar desequilibrado que perjudica el buen desempeño del orador.

2.2. CUALIDADES INTELECTUALES

Estas cualidades están relacionadas con la facultad para conocer, comprender y razonar; implican un conjunto de características inherentes que todo orador debe desarrollar y utilizar con eficacia. Estas cualidades propias de la actividad mental, están al alcance de todos y sólo requieren de decisión para aplicarlas.

2.2.1. Memoria

El poder recordar nombres, rostros, situaciones y la ubicación exacta de documentos o cosas, constituye un requisito indispensable en la labor del orador, ello le permite evocar con facilidad, información que se necesita en lo inmediato. El llamar a las personas por su nombre, luego de haberlos reconocido, constituye una muestra de especial deferencia hacia el público con el que tratamos. Recordar la ubicación de documentos y cosas, nos permite realizar las labores con mayor rapidez. La memoria se ejercita a través de la observación minuciosa, la retención y la evocación.

2.2.2. Imaginación

Consiste en la facultad de reproducir mentalmente objetos ausentes; de crear y combinar imágenes mentales de algo no percibido antes o inexistente. El término imaginación, incluye dos características básicas: la renovación o "reexperimentación" de lo ya vivido (memoria), y la creación de imágenes mentales que antes no existían (imaginación). Los psicólogos distinguen entre imaginación pasiva, que recupera imágenes previamente percibidas por los sentidos y la imaginación activa, constructiva o creativa, mediante la cual la mente produce imágenes de sucesos o de objetos poco o nada relacionados.

2.2.3. Sensibilidad

Es la facultad de sentir física o moralmente los sentimientos de alegría, pena, dolor, compasión y ternura. Es una cualidad propia de los seres humanos, pero no por ello todos los tienen desarrollados en la misma medida. Existen algunos oradores que parecieran insensibles al dolor ajeno, dan la impresión de no interesarles para nada los sentimientos de sus congéneres. A la larga, estas personas se hacen odiar y son públicamente vilipendiadas. En cambio, un orador que demuestre sensibilidad en su trato y en sus acciones se ganará el cariño y estima de las personas con las que trata.

2.2.4. Iniciativa

Es el ideal que nos mueve a realizar algo por voluntad propia sin que nadie nos lo diga, ordene o motive. Involucra la acción de adelantarse a los demás en hablar u obrar, es una cualidad personal que inclina a las personas a realizar acciones para alcanzar una ventaja competitiva. En la mente de todo orador debe estar presente siempre la frase: «la iniciativa es del interesado», si anhelamos lograr un objetivo, no podemos confiar sólo en la voluntad divina o en la buena voluntad de las personas; sino que, como interesados, debemos intervenir directamente para su concretización.

2.3. CUALIDADES MORALES

La moral está relacionada a las costumbres y a las normas de conducta de una determinada sociedad. Por extensión, podemos decir que es el conjunto de normas de comportamiento que debe cumplir un orador, para que exista congruencia entre lo que predica y hace, en el ejercicio de su labor profesional.


2.3.1. Honradez

Es una cualidad que involucra un proceder recto y honesto de parte de un orador. Actuar con honestidad significa, no apartarnos de los cánones morales establecidos por la profesión ya que muchas veces suelen presentársenos oportunidades o propuestas nada decentes, que bien podríamos aprovechar en beneficio nuestro. La falta de honradez significa una falta moral hacia nuestra profesión y el desprestigio para nuestra persona. Un orador que no sea honrado, poco tiempo durará en su trabajo, pues las exigencias de su labor demandan de él, un proceder recto y honesto.

2.3.2. Puntualidad

Es la cualidad de hacer las cosas con prontitud, diligencia y a su debido tiempo. Es ser exactos en hacer las cosas a su tiempo y de llegar a los sitios convenidos en la hora establecida. Napoleón Bonaparte solía decir: «la hora es la hora... cinco minutos antes de la hora, no es la hora... cinco minutos después de la hora tampoco es la hora.» y concluía diciendo: «puedo perder una batalla pero nunca un minuto; las batallas se recuperan, el tiempo jamás» La puntualidad es en esencia, una cualidad que todo orador debe practicar e interiorizar en su subconsciente.

2.3.3. Sinceridad

Es el modo de expresarse libre de fingimiento y mentiras. Involucra hablar con veracidad y sin doblez. En la boca del mentiroso todo se hace dudoso; en cambio, en los labios de una persona sincera, todo es creíble y aceptado con confianza. Un orador debe ser sincero tanto en lo que dice como en lo que hace; existen ocasiones en las que se ve al orador fingiendo, descaradamente, estados de ánimos que no siente para tratar con personas o públicos que no les agrada. Piensa que el fingimiento no se nota, pero es evidente y causa serios problemas en la interrelación con nuestros semejantes.

2.3.4. Congruencia

Es la relación que existe entre «el pensar» y «el actuar», relación que muchas veces no es armoniosa, pues a menudo no hacemos lo que predicamos. Un orador puede manifestar en una exposición empresarial, que los cigarrillos son perjudiciales para la salud y que por consiguiente no debemos fumar, pero al terminar su exposición, en el hall del auditorio, compra una cajetilla para fumarlos delante de su sorprendido público. Todo lo que decimos debe tener su contraparte en la acción, caso contrario corremos el riesgo de caer en la demagogia o cháchara barata.



2.3.5. Lealtad

Es la cualidad de ser leal; es decir, convertirse en una persona incapaz de traicionar la confianza depositada en uno, o ser incapaz de engañar a quien le ha brindado su consideración. Se entiende por leal a la persona que pese a los graves problemas que se suscitan, no abandona jamás al compañero, jefe o institución para la que trabaja. Dícese, que la lealtad inspira la realización de acciones nobles, altruistas y hasta de sacrificio. Más que una cualidad, es una virtud que todo orador debe practicar a diario como parte de su comportamiento ético y moral.






















CONCLUSIONES

1.         La Oratoria es un arte de hablar en público con elocuencia.  Es muy útil en la sociedad actual.

2.         La oratoria se aplica en todos los aspectos de la vida; en una graduación, en una despedida, en un discurso, en una conferencia, una charla, exposiciones o narraciones.

3.         La finalidad de la oratoria, es persuadir. Esta finalidad de lograr la persuasión del oyente, es lo que marca la diferencia con los demás géneros.

4.         La persuasión consiste en que con las razones que uno expresa oralmente, se induce, mueve u obliga a otro a creer o hacer una cosa.

5.         Los buenos oradores son capaces de cambiar las emociones de sus oyentes, no se ciñe a un acto informativo.

6.         El comienzo y en el final de una exposición son las partes más influyentes. Sin duda son los momentos más importantes y más difíciles, y también los más descuidados por los inexpertos.











BIBLIOGRAFÍA

1.         Badós, A. (1990). Hablar en público. Guía práctica para lograr habilidad y confianza. Madrid. Editorial Pirámide.

2.         De Bono, E. (1999). Cómo atraer el interés de los demás. Técnicas para desarrollar la capacidad de comunicación. Barcelona. Ediciones Paidos.

3.         Hambly, K. (2002). Mejora tu autoconfianza. Barcelona. Editorial Hispanoeuropea.

4.         Janner, G. (1989). Cómo hablar en público. Madrid. Editorial Deusto.


5.         Lázarus, R.S. y Folkman, S. (1984). Estrés y procesos cognitivos. Barcelona. Editorial Martínez Roca.

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