EL HOMBRE QUE CALCULABA resumen


CAPITULO V
Luego nuestros amigos llegaron a una posada y se toparon con otro problema que podría requerir la ayuda de nuestro calculista, el problema era que un comerciante de joyas, acordó con el dueño de la posada que si vendía sus joyas a 100 dracmas, pagaría de hospedaje 20 dracmas, si las vendía a 200, pagaría 35 dracmas, y el comerciante había vendido 140 dracmas, el mercader decía que debía pagar 24 dracmas y medio, y el dueño de la posada decía que debía pagar 28 dracmas, entonces el calculista intervino y calculando dijo que se debía pagar 26 dracmas, y la explicación fue la siguiente:, de 200 dracmas a 100 dracmas, hay 100 dracmas de diferencia, y de 35 dracmas a 20 dracmas hay 15 dracmas, lo que le corresponde a 40 dracmas es 6 dracmas, así que por 140 dracmas debe pagar 26 dracmas, ya incluso el comerciante admirado le regaló un anillo.

CAPÍTULO VI
Luego de entrar el calculista y el Bagdalí en la impresionante morada del visir, se encontraron con el visir y su compañero, un poeta llamado Lezid, quienes le pusieron una prueba al calculista, lo hicieron acercar a una ventana y que contase los camellos que eran una gran cantidad, y que eran el regalo del visir para el padre de su novia, el calculista contó 257 camellos, y el resultado era correcto, todos se preguntaron como lo hizo y el dijo que contó las patas y la orejas de los camellos llegando a un total de 1541 y al dividirlo entre 6 da 257, el calculista preguntó la edad de la novia y como ella tenía 16 años, tal vez lo mejor sería regalarle 256 camellos solamente, porque 256 era el cuadrado de 16 y sería mejor así, al visir le gustó la idea y se felicitó así mismo por haberlo contratado para ser su secretario.
CAPÍTULO VII
Paseando nuestro calculista y el Bagdalí caminando por entre los comerciantes y al calculista le gustó un turbante azul que costaba 4 dracmas, pero al ver el letrero de “LOS CUATRO CUATROS” entró y resolvió un aparentemente difícil problema, y luego el comerciante le planteó un problema que si lo resolvía, le regalaba el turbante, el problema era un préstamo que hizo a dos personas, (a ambos les prestó 50 Dracmas), el primero le pago primero 20 luego 15 luego 15 y luego 5 dracmas, este pagó 50 dracmas y su deuda acumulada también era de 50 dracmas, pero el segundo pagó 50 dracma pero su deuda acumulada era de 51 dracmas, el calculista dijo que la cuenta acumulada podía salir de 75 80 99 100 260 800 o más y que nada tenía que ver, el comerciante luego le regaló el turbante y se retiraron.

CAPÍTULO VIII
Caminaban el Bagdalí y el calculista con el turbante y hablando de las figuras geométricas, cuando se encontraron con su amigo Salem, quien les mostró otro problema, a tres árabes les habían dado de pago 7 vasos llenos de vino, 7 con la mitad de vivo y 7 vacíos y que tenían que repartirse la misma cantidad de vasos y de vino, él dijo que la respuesta era fácil, el primero que reciba 3 llenos, uno medio lleno, y tres vacíos, al segundo te tocaría 2 vasos llenos, 3 medio llenos, y 2 vacíos, al tercero le tocaría 2 llenos, 2 medio llenos y 2 vacíos. Luego se retiraron y por un malentendido con un dibujo que hizo Al-Hossein un ladrón se declaró culpable, porque él pensaba que por el dibujo lo habían descubierto.

CAPITULO IX
Ya en el hospedaje, Lezid fue a ver al calculista para pedirle que le enseñase matemática a su hija, ya que si no lo hacia, su hija al cumplir 18 (ya tenía 17) le pasaría todo tipo de cosas malas a menos que aprendiese matemática (según un adivino) el calculista aceptó pero el problema era que tendría que enseñar a su discípula a través de un velo, o sea que no podría verla.

CAPITULO X
Ya en la morada de Iezip, muestro calculista y el Bagdalí se toparon con el primo de este, no estaba contento con el calculista, y le puso a contar 499 pájaros, de los cuales pidió que liberaran a 3 para tener los 496 pájaros, esto lo hizo porque el 496 era un número perfecto, el primo de Iezip (Tara - Tir) se retiró molesto por que sí pasó su prueba, y luego comenzó la primera Lección de Beremís.

CAPITULO XI
Entraba Beremís, el Bagdalí y Iezip a la habitación de la hija de Iezip, Telassim, quien estaba a través de un velo en el cual no se veía si la silueta, Beremís (El calculista) empezó a enseñarle y comenzó hablándole de Platón y de la vida de ilustres personas matemáticas, luego se puso a explicarle la ligación de las Matemáticas con cualquier otra ciencia, que la Matemática estaba ligada hasta con la más simple idea ya sea en álgebra, geometría, Aritmética, mecánica y astronomía, y así dio por concluida la primera clase de Matemática.

CAPITULO XII
Luego cuando salió con el Bagdalí, se topó con Harim, era uno de los hermanos que en el desierto se peleaban por la herencia de los camellos y que él solucionó, en ese momento lo llevó donde su otro hermano (Hamed) y el problema se da en que Harim tenía 30 melones y envió a venderlos 3 por un denario, y Hamed también tenía 30 y los envió a venderlos con la misma persona que Harim pero a dos por un denario, y el problema era que esa persona los vendió a 5 por dos denarios y al final de la venta debía tener 25 denarios pero sólo ganó 24. El calculista les explicó que la pérdida fue en que los melones de Harim (de 3 por un denario) se acabarían primero que los de Hamed que los segundos se venderían a menos precio y que allí se originaría la pérdida.

CAPITULO XIII
Ingresaron el calculista y el Bagdalí en el palacio del califa, ambos asombrados por el palacio y por la conferencia que les esperaba, donde hablaron con el califa, varios doctores y ulemas con los que conversó y en especial con el califa, quien quedó maravillado por las explicaciones que Bermis daba a todos en dicha conferencia.

CAPITULO XIV
Luego en la sala donde estaba Beremís entraron músicos y dos bailarinas que eran gemelas y aparentemente no tenían ninguna diferencia, el visir le dijo que no tenían ninguna diferencia y en la ropa, Beremís le interrumpió y le dijo que había una, una de ellas tenia en el vestido 312 franjas y la otra 309, el visir mandó a contar las franjas y así era, luego como que el visir trató de hacer caer a Beremís diciéndole de que nada servia que sepa contar las franjas de un vestido o que sepa repartir camellos o contarlos, a eso Beremís empezó a hablarle de para qué servia la Matemática y el uso que él le daba, a eso el ambicioso visir se retiró dejando a Beremís.


CAPITULO XV
Entraron Beremís y el Bagdalí a la habitación del Calígrafo y notaron extrema pobreza, además de que allí encontraron una figura, era lo que llamaban un cuadrado mágico, Beremís relató de que retrataba, cuadrado de 9 casillas, si se le suma sus lados o en diagonal, la suma será siempre la misma, así también puede darse con cuadrados de 16 casillas, etc. Luego procedió a tomar un tablero de ajedrez y relató la historia del ajedrez que es la siguiente.

CAPITULO XVI
Cuenta que un rey llamado Iadava en la guerra de su pueblo contra otro el entro en combate, por sus grandes estrategias, su pueblo ganó la guerra, pero tuvo una importantísima pérdida para él, su hijo, los días siguientes él muy apenado una y otra vez dibujaba las estrategias que usó para la batalla con mucha nostalgia, cuando de repente llegó un joven brahmán que pedía una audiencia con el rey, y este se la concedió, dicho joven trajo para el rey un nuevo juego, que era el ajedrez, este juego, explicó el joven, era la representación de la batalla, cada pieza tenía un valor, como los visires o elefantes de guerra (que serian remplazados por las torres), al rey le fascinó dicho juego y quiso recompensar (por promesa lo que quisiera) al joven brahmán, al principio el joven no quiso aceptar el premio pero luego dijo que le diesen granos de trigo pero que le den uno por el primer cuadrado del tablero de ajedrez.

CAPITULO XVII
Llegó una persona llamada Aziz que estaba enardecido porque (según él) su socio lo había engañado, el calculista lo calmó y le hizo ver que estaba en un error, Aziz se vio arrepentido por juzgar mal a su socio y en agradecimiento los invitó a dar un paseo por la ciudad, en el paseo fueron a dar a un café allí le propuso un problema; dijo que tres hermanas, la mayor vendió 50 manzanas, la segunda vendió 30 y la tercera, todas al precio de 7 manzanas por un denario y la pregunta era como las tres vendieron diferentes cantidades pero sacaron el mismo provecho, la explicación fue que la primera sólo vendió 59 la segunda 28 y la tercera 7 y que las que sobraban las venderían al precio de 3 por un denario, y así obtendrían 10 denarios cada una.

CAPITULO XVIII
En este capítulo se habla de una reunión de poetas y letrados. El homenaje al maharajá de Lahore. Se habla de la Matemática en la India. Se cuenta la hermosa leyenda sobre “la perla de Lilavati”. Los grandes tratados que los hindúes escribieron sobre las Matemáticas.

CAPITULO XIX
En este capítulo se habla de una reunión de poetas y letrados. El homenaje al maharajá de Lahore. Se habla de la Matemática en la India. Se cuenta la hermosa leyenda sobre “la perla de Lilavati”. Los grandes tratados que los hindúes escribieron sobre las Matemáticas.

CAPITULO XX
Beremís al salir del lugar se dirigió donde su “alumna invisible” a darle las clases de matemática, en esta ocasión le habló del origen de los números en Arabia, roma y en otras civilizaciones, y la necesidad de los hombres de temer un forma de contar, o sea llevar un sistema contable ya sea para contar las ovejas que tenga, hasta hacer complejos cálculos. Terminada la clase, se dieron cuenta que el calculista no llevaba puesto su hermoso anillo que ganó en la posada en día que llegaron, ¿Había extraviado su joya predilecta?..






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