Resumen EL CÓNDOR Y YO


BIOGRAFIA DEL AUTOR

(David Villalobos)

Nació y creció en Pucallpa, rodeado de árboles, ríos, aves y de personas sencillas y alegres que hablan como cantando.

En los 70 conoció el mar y en el siglo 21 se dedicó a la literatura.

MENSAJE DE LA OBRA

El mensaje de esta obra es que todos tenemos que luchar por nuestra libertad, que es lo más preciado que tenemos y hacer todo lo posible por recuperarlo y mantenerlo.

Asimismo, nos insta a la solidaridad, al amor y la ayuda mutua. Los personajes de la obra demuestran todos estos valores en el transcurso de la obra.

PERSONAJES

PERSONAJES PRIMARIOS

  • El pingüino
  • El cóndor

PERSONAJES SECUNDARIOS

  • Los padres del pingüino
  • El zorro
  • Los patas largas
  • La tortuga

RESUMEN POR CAPITULOS

PRIMER RECUERDO

Recuerda su hogar a su padre y madre, afirma que vivía cerca al mar. Dice que tiene un hogar feliz. Cuenta de un amigo que perdió a sus padres y que fue recogido por una pareja que no tenía hijos, quienes lo llenaron de cuidados, él está un poco mejor.

Afirman que sus padres son muy responsables y cariñosos con él. Su padre dice que él es muy hábil y que pronto será un buen pescador. Él le dice que quiere ser como él.

SEGUNDO RECUERDO

Su comunidad es numerosa, cuando se juntan en la playa son muchos. No obstante, se respetan y se quieren. Afirma que nunca vio una pelea entre los miembros de su comunidad. Su madre le contó que de todas las comunidades que conoce, la peor es la comunidad de los patas largas.

TERCER RECUERDO

Los pataslargas atacaron su hogar, ¡Que espantoso!, lo hicieron de noche. Los pataslargas querían raptarlo. Su padre lo defendió con todo coraje y con todas sus fuerzas.

La oscuridad de su hogar era intensa aquella noche, el gran foco blanco que iluminó anteriormente estaba apagado y las pequeñas lucecitas en el techo eran insuficientes.

Los pataslargas vencieron y los recogieron con rudeza y lo colocaron dentro de una bolsa sucio de tela. Los pataslargas lo separaron de su hogar.

CUARTO RECUERDO

No supo cuánto tiempo estuvo dentro de la bolsa de tela sucia. Oyó el sonido de su entorno, los pataslargas se reían y se comunicaban entre ellos, el temblada de miedo y pena.

Luego escuchó estampidos más fuertes. Otros pataslargas habían llegado produciéndose un enfrentamiento y el cayó al suelo encerrado aún en la bolsa de tela.

Confundido por el golpe al caer, quedó quieto. Esperó a que los pataslargas se fueran, en la espera se quedó dormido.

QUINTO RECUERDO

Despertó muy temprano. Los rayos de sol traspasaban la bolsa de tela. Intentó salir, pero no pudo por que la bolsa estaba muy bien amarrada. El calor lo sofocaba, ¡tenía que liberarse cuanto antes!

Intentó desatar el lazo, pero era imposible. Empujó con las piernas, tampoco.

Hizo muchos intentos fallidos por salir del saco. Rodó cuesta abajo, para crear algún rasguño en la bolsa, pero nada. El sol aumentaba y el calor interior también.

Después de un breve descanso y con más calma continuó con su intento. Todo era en vano, empezó a llorar. Sintió que la muerte llegaba inexorable.

Un fuerte viento se sintió alrededor. Fuertes picotazos comenzaron a destrozas la bolsa de tela, un cóndor andino confundido y hambriento apareció a su vista.

Recobró el aire y las esperanzas de seguir con vida. Agradeció al cóndor.

SEXTO RECUERDO

Cuando una nube tapaba el sol él decía ¡están lloviendo sombras! En lo alto el señor cóndor seguía rondándolo.

Recordó las palabras de su padre: “la vida es infinita. Infinita como las aguas del mar. Porque donde hay agua, hay vida”

Fue en busca de agua hacia unas rocas. Vaya que si encontró una fuente de agua cristaliza, aunque con esfuerzo pudo beber toda el agua que necesitaba. Unas aves la molestaban, diciéndole coneja vieja, pájaro bobo. Pero el pingüinito no hizo caso.

El cóndor llegó y todos callaron.

SEPTIMO RECUERDO

El cóndor al llegar no dijo ni una palabra. Se posó a su costado, con soberbia y formalidad, se agachó a beber agua. En un silencio tétrico todos miraban. Hasta que un trio de pájaros se burló. El cóndor los miro seriamente y callaron. Luego se fue volando.

El pingüinito decidió quedarse allí junto a la fuente de agua, hasta sentirse seguro de continuar.

OCTAVO RECUERDO

Mientras esperaba que el sol bajara de intensidad se quedó dormido junto a la roa del pozo de agua.

El sol se perdía en el ocaso. Iba a anochecer, el pingüinito sintió un temor a la oscuridad.

Empezó a maldecir a los pataslargas por su actual situación. El cóndor lo había estado escuchando. ¿Los humanos…pataslargas te raptaron? Le preguntó.

Sí, contestó con amargura.

El cóndor le dijo que los humanos tenían lados buenos y malos. El lado bueno era que lo admiraban. La presencia del cóndor lo molestaba y le dijo sigues haciendo por aquí.

El cóndor con gran cinismo dijo estoy esperando que te mueras para comerte. Era la ley natural.

NOVENO RECUERDO

Si continuas vivo y te cómo voy a tener dolor de barriga le dijo el cóndor.

Si continúas hablando voy a tener dolor de cabeza le respondió el pingüinito.

Un viento fuerte llegó cargado de arena que no permitió que el cóndor emprendiera vuelo. El pingüinito ayudó al cóndor.

El viento cesó en la noche, el cóndor sacudió el polvo de su plumaje y voló hacia el árbol.

DECIMO RECUERDO

Durmió muy mal esa noche. Cualquier brisa lo despertaba.

Al amanecer un limpio roció le lavó las mejillas.

El cóndor le preguntó por qué lo había ayudado. A lo cual respondió pro que su padre le había enseñado: el cariño, el nado y la solidaridad.

DECIMO PRIMER RECUERDO

El pingüinito se dirigía a buscar el mar. En su camino una fiera se le presentó. Él se quedó inmóvil. Un zorro joven y hambriento. Se le acercó después de olfatearlo le dijo hueles a pescado y caminó alrededor suyo. Que cosa eres le preguntó. Un pingüino respondió. Siguió avanzando perseguido por el zorro, hasta que llegó cerca de un acantilado cerca al mar. En un descuido del zorro salto, directo al mar, el zorro le dio un zarpazo, pero solo logró arrancarle unas cuantas plumas.

Llegar al mar fue lo máximo para el pingüinito. Nadó y cerca a la orilla se encontró con una tortuga y sus crías.

DECIMO SEGUNDO RECUERDO

Nadó y nado buscando a su familia. El cóndor lo seguía cada vez más molesto, porque perdía su comida.

El cóndor mirando hacia la playa se quedó callado. Mientras que el pingüinito feliz se alejó de él.

DECIMO TERCER RECUERDO

En su recorrido encontró para su mala suerte a unos pataslargas que iban en una embarcación el pingüinito intentó zambullirse para evadirlos. Los pataslargas intentaban capturarlo. El cóndor le dijo que no se sumerja en el agua, sino que se esconda en unas rocas.

Los humanos hicieron explotar unos explosivos para matarlo, pero gracias al cóndor pudo sobrevivir.

Al recobrar la razón el cóndor le dijo que subiera a su espalda y que lo llevaría lejos. Escaparon de los humanos.

DECIMO CUARTO RECUERDO

Volaban y le pingüinito le dijo eres un gran volador. A lo que el cóndor le respondió y tu un gran nadador.

El cóndor y el pingüino por fin se convirtieron en grandes amigos.

Volando se fueron en busca del hogar del pingüinito, hasta que lo encontraron.

El pingüinito por fin pudo estar al lado de su familia. Sus padres lo abrazaron. Su madre estaba llorando y lo recibió feliz.

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