CÉSAR ABRAHAM VALLEJO MENDOZA
César Abraham
Vallejo Mendoza nació en Santiago de Chuco, el 16 de marzo de 1892 y murió en París, el 15 de abril
de 1938, poeta y escritor peruano
considerado entre los más grandes innovadores de la poesía del siglo XX. Fue,
en opinión del crítico Thomas Merton, "el más grande poeta universal
después de Dante", palabras que no añaden nada al enorme legado del poeta
del "dolor humano", quien revolucionó la forma y el fondo de sentir y
escribir poéticamente. En Trujillo se asoció con la llamada “bohemia
trujillana”, círculo de intelectuales que más tarde sería conocido como el
Grupo Norte. Este núcleo estuvo conformado por Antenor Orrego, José Eulogio
Garrido, Alcides Spelucín, Víctor Raúl Haya de la Torre, Juan Espejo
Asturrizaga, entre otros. En la capital Vallejo se vinculó con escritores e
intelectuales como Abraham Valdelomar y su grupo Colónida, José Carlos
Mariátegui, Luis Alberto Sánchez, Manuel González Prada, José María Eguren y
Juan Parra del Riego. Fue en Lima donde publicó sus dos primeros poemarios: Los
heraldos negros (1918), que reúne poesías que si bien en el aspecto formal son
todavía de filiación modernista, constituyen a la vez el comienzo de la
búsqueda de una diferenciación expresiva; y Trilce (1922), obra que significa
ya la creación de un lenguaje poético muy personal, coincidiendo con la
irrupción del vanguardismo a nivel mundial. En 1923 dio a la prensa su primera
obra narrativa: Escalas melografiadas, colección de estampas y relatos, algunos
ya vanguardistas. Ese mismo año partió hacia Europa, para no volver más a su
patria. Hasta su muerte residió mayormente en París, con algunas breves
estancias en Madrid y en otras ciudades europeas en las que estuvo de paso.
Vivió del periodismo2 complementado con trabajos de traducción y docencia. En
esta última etapa de su vida no publicó libros de poesía, aunque escribió una
serie de poemas que serían publicados póstumamente. Publicó en cambio, libros
en prosa: la novela proletaria o indigenista El tungsteno (Madrid, 1931) y el
libro de crónicas Rusia en 1931 (Madrid, 1931). Por entonces escribió también
su más famoso cuento, "Paco Yunque", que fue publicado años después de
su muerte. Sus poemas póstumos fueron agrupados en dos poemarios: Poemas
humanos y España, aparta de mí este cáliz, publicados en 1939 gracias al empeño
de su viuda, Georgette Vallejo. La poesía reunida en estos últimos poemarios es
de corte social, con esporádicos temas de posición ideológica y profundamente
humanos. Para muchos críticos, los “poemas humanos” constituyen lo mejor de su
producción poética, que lo han hecho merecedor del calificativo de “poeta
universal”.