BANCOS DE ÓVULOS
Los bancos de óvulos
congelados son una alternativa para muchas mujeres y parejas. Para aquellas
mujeres o parejas que deciden postergar la concepción están los bancos de
óvulos. La idea es guardar los óvulos para prescindir de los donantes en el
futuro. El procedimiento para guardar los óvulos se llama criopreservación.
La criopreservación
consiste en aspirar óvulos, congelarlos y almacenarlos por tiempo
indeterminado.
Cuando superamos los 35
años, las mujeres no sólo tienen menos óvulos, sino que además disminuye la
calidad cromosomática.
Antes de esta edad, uno
de cada cinco óvulos puede tener alguna alteración, pero pasado este lapso,
tres de cada cinco puede presentar anormalidades.
En Estados Unidos se
inauguraron recientemente los tres bancos de óvulos que existen en ese país,
pero se espera que se dupliquen prontamente debido a que cada vez son más las
mujeres que deciden reservarse la opción de ser madres en un futuro.
También para esto
existe la donación de óvulos. Las mujeres que donan óvulos deben poseer varias
características, como ser menores de 35 años, tener un historial negativo para
enfermedades de transmisión genética, buen nivel intelectual y estabilidad
psicológica.
Una vez obtenidos los
óvulos y fertilizados en el laboratorio permanecerán entre dos y cinco días
dentro de las incubadoras para valorar su desarrollo. La transferencia de
embriones es un procedimiento sencillo y que habitualmente no requiere la
utilización de anestesia.
Las posibilidades de
embarazo con esta técnica son muy alentadoras, ya que entre 40 y 50 % de las
mujeres lo logran en cada intento o transferencia. Si alguna no tiene éxito la
primera vez, se puede intentar nuevamente sin un límite. Después de cuatro
intentos la mayoría lleva a feliz término el tratamiento. De todos los
embarazos que se consiguen.
VACUNAS EN INGENIERIA GENETICA
Recombinantes (Ingeniería Genética)
En los últimos años la
tecnología del ADN recombinante, ha permitido una nueva generación de vacunas.
Éstas están comenzando a desarrollarse a partir de la ingeniería genética y su
primer exponente fue la vacuna antihepatitis B. El descubrimiento y
decodificación de los genomas de bacterias y virus, ha abierto una enorme
esperanza y un formidable capítulo.
Se podrán eliminar los genes
virulentos de un agente infeccioso pero manteniendo la habilidad de estimular
una respuesta inmune. En este caso, el organismo modificado genéticamente,
puede usarse como una vacuna viva.
También, para aquellos
agentes infecciosos que no se puedan cultivar, se pueden aislar, clonar y
expresar sus genes en un huésped alternativo como Escherichia coli,
Saccharomyces cerevisiae u otras células: así se conforman las vacunas de
subunidades (utilizan solamente fragmentos antigénicos adecuados para estimular
una respuesta inmunitaria potente). Así, los genes de estas subunidades pueden
ser ingresados en el genoma de una bacteria o levadura mediante técnicas de
ingeniería genética; luego la bacteria o levadura produce estas subunidades en
cantidad y se purifican para utilizarlas como vacunas.
Durante muchos años se
ha estado tratando de desarrollar vacunas que puedan prevenir las enfermedades
infecciosas y eventualmente erradicarlas. En contadas ocasiones se ha tenido
éxito, como es el caso de la viruela, que el año recién pasado se dio ya por
erradicada. En algunos países, como en Chile, se ha tenido éxito en erradicar
la poliomelitis, pero estas son sólo excepciones y las enfermedades infecciosas
continúan siendo la principal causa de muerte en el mundo. Parece ser que la
ingeniería genética puede aportar una significativa contribución para fabricar
vacunas más eficientes, más efectivas y con menos riesgos.
La ingeniería genética
puede eliminar estos riesgos, ya que por esta tecnología se puede aislar y
purificar el antígeno de la bacteria o del virus e inyectarlo purificado. En
este caso es imposible que se produzca la enfermedad, ya que no se utiliza el
gérmen, sino que una determinada proteína de la superficie del agente patógeno.
Por otra parte, al estar esos antígenos purificados, desaparece el riesgo de
reacciones secundarias. Usar el antígeno aislado, es tan efectivo como usar el
microorganismo entero y además, en muchos casos, no se requiere de
refrigeración para su mantención.
Vacunas sintéticas
Los conocimientos y los
procesos tecnológicos siguen avanzando y se está trabajando en producir vacunas
sintéticas. Ellas se basan en el hecho, recién demostrado, que no es necesaria
la proteína entera para producir la reacción inmunológica, sino que sólo una parte
de ella es la realmente activa. Si se logra conocer cual es la parte activa,
que generalmente se trata de un polipéptido de no más de 80 aminoácidos, éste
se puede sintetizar, proceso que ya se ha mecanizado por medio de equipos que
ya están en el mercado. Ya se ha podido comprobar esto, por lo menos con la
hepatitis B y la fiebre aftosa. Los métodos han sido desarrollados
independientemente por Richard Lerner del laboratorio Scripps, Louis Chedid,
Director del Programa de Vacunas del Instituto Pasteur y Russell Doolittle,
Director del Departamento de Química de la Universidad de California.
Para lograr esto, es
necesario el siguiente procedimiento: aislar y cristalizar la proteína,
calculando densidad electrónica por cristalografía de rayos X y determinar la
secuencia aminoacídica, posteriormente, con estos datos, mediante un
computador, se puede determinar la estructura tridimensional de la proteína.
Con ello se conoce la forma en que la proteína se enrolla sobre sí misma. A
partir de esto, se puede estudiar la capacidad antigénica de diversas zonas de
la proteína aislada (polipéptidos). Posteriormente, cada trozo se puede
sintetizar en el Sintetizador Automático de Polipéptidos.
Muy recientemente, en
EE.UU., se han comenzado los ensayos en humanos de una vacuna sintética contra
la malaria. Es la primera vacuna sintética que ya se está probando en el
hombre. Fue desarrollada por Ruth Nussenzwerg, de la Universidad de Nueva York.
El esporozoito del Plasmidiun falciporum (parásito causante de la malaria) está
envuelto por una capa constituida por una simple proteína y por una secuencia
de sólo cuatro aminoácidos que se repiten muchas veces. Por este motivo ha sido
fácil sintetizarla. También se está estudiando una vacuna contra la lepra.