RESUMEN EL SECRETO DE LAS ISLAS DE PACHACAMAC
I
SAN PEDRO DE LURIN
Antes
que los incas llegaran al valle de Lurin, ya había un pueblo frente al mar que
lo llamaban Quilcay, un pueblo de pescadores.
Yo
Salvador Mallaupoma Cruz, tuve la oportunidad de asistir a la universidad.
Hoy
en San Pedro de Lurín los lurinenses se dedican a sembrar verduras, hortalizas,
frutas, a los restaurantes campestres.
San
Pedro de Lurín es un hermoso pueblo, con muchas tradiciones y gente muy trabajadora,
es única por la presencia de las islas de Pachacamac.
Las
islas protegen a las playas, gracias a ellas, podemos salir a pescar.
Los
fines de semana me hago a la mar en Ichmay, mi chalana.
II
BUSCABA PESCAR CHITAS
Un
día, yo pescaba en mi chalana solo. Había discutido fuerte con mi esposa
Francisca y hasta mi hijo Pompeyo me había dado la espalda.
Francisca
es mi razón de ser y Pompeyo es mi compinche. Sin ellos nada tiene sentido.
Aquella
mañana, estaba muy triste y decidí ir a pescar a los boquerones que están al
lado oeste de las islas de Pachacamac, son muy peligrosos.
El
mar estaba muy tranquilo y me animé a entrar mas al fondo. Hacia las tres de la
tarde tenía ya 18 peces chita, estaba muy contento. Luego hasta me puse a
dormir.
De
pronto un manto de agua cubrió mi chalana, me desperté y me encontré envuelto
en olas que venían de todos lados, desesperado no supe que hacer si saltar al
agua, si seguir. El motor de la chalana se apagó y perdí los remos. En mi desesperación
apareció el pingüino que un día ayudé y me salvó. Lo llamé el Rey de los
Pinguinos.
III
EN EL REINO DEL
PINGÜINO REY
Amanecí
después del naufragio en una playa pequeña y escuché una voz tras mi espalda:
-¡Hola,
amigo mío! Pensé que no volvería a verte. Parece que la vida me ha dado la
oportunidad de devolverte el favor. ¡Bienvenido seas a mi reino!.
Gracias,
gracias, Pingüino Rey. Contesté.
La
mañana del tercer día, el Pingüino Rey me despertó con una pregunta:
-Dime
buen amigo ¿Porque se llama Ichmay tu chalana?
-¿Te
parece mal? Respondí.
¡No!
Solo quiero saber porque tu chalana se llama Ichmay.
Le
expliqué que Ichmay era un dios de los antiguos lurinenses.
Luego
de tres días más, mi cuerpo se había recuperado y, pensé en Francisca y en mi
hijo, los extrañaba. Pensé que me estarían buscando preocupados o quizá ya me
hubieran dado por muerto después de seis días y seis noches desaparecido.
IV
PREPARADO PARA
REGRESAR
A
la mañana siguiente del séptimo día, me levanté y fui a buscar a pingüino Rey a
un peñón en donde se secaba al sol.
-¡Mi
amigo estoy listo para regresar!, le dije.
-¿Por
qué crees que estás listo para regresar? Me inquirió.
Porque
extraño mi mundo.
-bien,
ahora sí. La vida es como el mar, casi siempre está en calma, pero de vez en
cuando viene una tormenta. Las tormentas son como las decisiones, nos hacen
sacar lo mejor que llevamos dentro y ponen a prueba nuestra capacidad para
mantener el rumbo o para cambiarlo.
Para
volver debes estar preparado para la tormenta.
V
LA INCREÍBLE HISTORIA
DE SANTIAGO Y SEBASTIAN
Hace
mucho tiempo en un lugar al polo norte vivían la ballena Santiago y el
cocodrilo Sebastián.
Comían
mucho y ya era un problema para su familia y sus vecinos.
Un
día cerca a la línea ecuatorial Santiago y Sebastián se encontraron. Pasado un
tiempo se hicieron grandes amigos. Jugaban y se divertían mucho, pero sus
juegos ocasionaban grandes oleajes y los habitantes del mar se preocuparon,
hasta que se hizo un consejo de los habitantes del mar para resolver este
pequeño problema. Llegaron al veredicto que eran muchachos y los entendían pero
no debían mortificar a sus vecinos, a lo que ellos aceptaron.
Pero
pronto volvieron a jugar incontroladamente y los habitantes del mar se quejaron.
El consejo de mar se reunió nuevamente y les prohibió jugar a coletazos y
cachetadas.
Pero
pasado un tiempo volvieron a desobedecer.
Cierto
día que jugaban, cerca a las islas Pachacamac, el consejo del mar los castigó
convirtiéndolos en dos moles de roca que hasta ahora se pueden ver.
VI
ADIÓS AL PINGÜINO REY
Se
acercaba la hora de la partida y el pingüino rey le quiso revelar un secreto.
-Te
podría revelar dónde está el Tesoro de Pachacamac. Le dijo.
-¿Qué
dices? ¿El tesoro que nunca encontró Hernando Pizarro?
-Ese
mismo el tesoro compuesto por no menos de 400 cargas de oro.
-Bueno
a los mortales les interesa mucho los tesoros. Le increpó el Pingüino rey.
-No
creas eso lo que me llama es la curiosidad por cerrar un capítulo abierto en la
historia contesté.
-bueno
me voy.
-Esta
bien, Adiós, me dijo el pingüino rey.
CAPITULO VII
DE CÓMO ENCONTRE EL
TESORO DE PACHACAMAC
Partí
rumbo a casa, pero las olas nuevamente estaban revueltas y estaba en peligro.
-Santiago,
Sebastian. Ayúdenme a salir de aquí. Grite.
Grande
fue mis sorpresa cuando las aguas se aquietaron.
Cientos
de pingüinos formaban dos columnas, como abriendo paso par que yo pudiese
entrar al fondo de la cueva donde encontré muchas piezas brillantes de oro.
VIII
DE REGRESO A CASA
El
buen Pompeyo mi hijo me sostenía con su brazo.
Me
dijo me debes seis anzuelos y Francisca te está esperando con escoba para darte
de escobazos pues saliste solo a pescar.
Jaja,
ja nos pusimos a reír.
Pompeyo
me hizo muchas preguntas de donde había estado.
Llegamos
a la playa y allí estaba Francisca. Me
regañó pero no tanto.
Era
un 29 de junio, y los vecinos reunidos en la plaza del pueblo me recibieron
como héroe.
Acompañé
la procesión de San Pedro y al final
miré el mar y vi a Santiago y Sebastían que me sonrieron. Y sonreí mirando al
mar.