UNA ANECDOTA
UN ACCIDENTE INESPERADO
Me llamo Leonel soy un chico bueno pero
generalmente muy tranquilo, a veces me pongo travieso e intranquilo.
Cierto día subi al techo de mi casa, al segundo
piso y nos pusimos a jugar a la cometa. Yo hacia volar mi cometa de color azul,
la cual se extendía al infinito, parecía que desaparecía en el cielo. No se
veía donde terminaba.
Es así que muy emocionado, contemplaba como mi
cometa volaba muy alto.
Cuando el viento bajo un poco, mi cometa empezó
a descender. Entonces yo tontamente, retrocedí para que mi cometa tomara mas
vuelo. Pero lamentablemente no me di cuenta que estaba al filo del techo y de
un momento a otro aparecí volando por los aire, junto a mi cometa. Caí
fuertemente al techo de mi vecina. Para mi suerte el techo de mi vecina era de
tierra, por que tenía construido un horno grande para elaborar pan.
Mis hermanos muy asustados tenían miedo de
avisar a mi padre lo que me había sucedido.
Pero lo hicieron, mi padre los regañó mucho.
Salió corriendo de la casa, tocó la puerta de la vecina. Y le abrieron, explicó
y entró corriendo a salvarme, salto como loco una cerca que estaba a allí, me
cogió en sus hombros y me sacó rápidamente. Me llevó al médico en un taxi, allí
me hicieron unos análisis de radiografía, donde resulté con los huesos de la
mano y brazo derecho fracturados.
Tuvieron que enyesarme y estuve así durante un
mes sin poder mover mi brazo.
Era horrible, pues me escocía en el brazo y no
podía rascarme.
Asi soporté tantos días, hasta que por fin sanó
mi brazo y pude jugar nuevamente con libertad y tranquilidad.
Pero amiguitos aprendí, que tengo que ser
cuidadoso al jugar y no ser muy distraído si quiero evitar accidentes que me
pueden causar mucho daño.