EL COMPLEJO DE EDIPO
En psicología, se refiere al complejo de una persona, especialmente durante su niñez, por el que manifiesta un evidente sentimiento de amor hacia el padre del sexo contrario y un sentimiento de rivalidad hacia el padre del mismo sexo; se aplica más concretamente al del hombre, por el que manifiesta amor por su madre y rivalidad hacia su padre.
El complejo de Edipo debe ser reprimido, para permitir el desarrollo de la sexualidad del niño, pero cuando este conflicto se dirige al inconsciente, entra en acción el complejo de castración, donde se atribuye el cercenamiento del pene a la niña.
El complejo de Edipo debe ser reprimido, para permitir el desarrollo de la sexualidad del niño, pero cuando este conflicto se dirige al inconsciente, entra en acción el complejo de castración, donde se atribuye el cercenamiento del pene a la niña.
El niño teme
sufrir la castración, como castigo de su deseo sexual hacia la madre. En la
niña, se da un sufrimiento menor por la ausencia de pene, el cual negará
psicológicamente.
La fase
fálica, el interés del niño por los genitales, desaparece durante el período de
latencia, para retornar posteriormente en la adolescencia. Durante este período
recibe la amenaza de castración por parte de la madre.
El niño pasa
diariamente por el retiro del pecho materno temporario primero (cuando no está
mamando), y la separación del contenido intestinal. Luego el retiro del pecho
se hace definitivo. Cuando ve la falta en una niña, advierte la posibilidad de
la castración, y la amenaza adquiere su efecto tiempo después.
El complejo de
Edipo, presenta dos vías al niño:
Activa- tomar
el lugar del padre con la madre.
Pasiva-
hacerse amar por el padre.
La castración
es requisito del Edipo, sea como castigo, o como obligación, se establece de
este modo, una lucha entre el narcisismo por una parte del cuerpo, y la
investidura libidinosa del objeto.
El Yo del
niño, se extraña del complejo.
Resolución:
La investidura
de objeto es sustituida por la identificación, que es revertida a la autoridad
del padre y la madre, formándose el núcleo del superyo, que prohibirá el incesto,
e impedirá que el objeto retome sus investiduras.
Las
aspiraciones libidinales son sublimadas en afecto desexualizado, y entonces
comienza el período de latencia. Freud describe a este proceso como represión,
pero podría catalogarse de cancelación y destrucción del complejo.
En la niña,
freud describe que se da la percepción del clítoris como pequeño pene, con
perspectivas de que crezca, pero al asumir que las mujeres grandes lo poseen,
cree que ha sido castrada. El superyo se instaura como resultado de el
amedrentamiento externo y la educación. Se acerca al padre sustituyendo a la
madre. Simbólicamente, su complejo culmina con el deseo de recibir un hijo de
su padre, estas nociones permanecen en el inconsciente como base para la futura
función sexual.
La actitud
comprensiva de los padres ayuda a superar el complejo de Edipo. En el mejor de
los casos, el niño trata de emular a su rival y superarlo, entonces el padre se
vuelve un modelo para el hijo. Lo mismo ocurre con la niña y su madre.